La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel, constituye una maravillosa fábula sobre el exilio y la soledad, un canto a la amistad y a la lucha del ser humano por preservar su identidad.
El señor Linh ha tenido que abandonar su país, su vida, su pasado, por culpa de la guerra, que le ha despojado de lo que más quería: su familia. Con su nieta, Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce», emprende un largo viaje, con otros refugiados, hacia un lugar, que podría ser Francia, en el que no conoce ni entiende a nadie y donde el aire no tiene olor y la comida no tiene sabor.
Instalado en un piso de acogida y dedicado en exclusiva a su nieta, a la que tararea una nana familiar, su anodina existencia cambiará al conocer al señor Bank. A pesar de no comprender el idioma, ambos perciben que tienen muchas cosas en común. Los dos añoran su pasado y, a través de pequeños gestos, compartirán en silencio, sus fantasmas y sus esperanzas. Un cambio de residencia desencadenará un encuentro y un final tan inesperado, como profundamente conmovedor.
Philippe Claudel ha afirmado, en varias ocasiones, que la novela es un canto universal a la tolerancia y que nuestro deber, como ciudadanos de países democráticos y ricos, es acoger a otros que pasan hambruna o epidemias, aunque tendemos a obviarlo. El autor nos deja en el corazón la necesidad de volver a mirar a cada persona en toda su dignidad, sin juzgar su apariencia o su procedencia, tendiendo un puente hacia ellos para poderlos comprender y aceptar.
Novela totalmente recomendable para leer con detenimiento el drama de los refugiados y para proponernos mejorar la convivencia en el ambiente en que vivimos.
La nieta del señor Linh. Philippe Claudel. Traducción de José Antonio Soriano. Salamandra. Barcelona, 2006. 128 páginas.