QUIEN TIENE UN AMIGO…

«Detrás de la verdad no hay otras cosas, es el último peldaño de una escalera que pretende tocar el cielo o, tal vez, el fondo del abismo más profundo».

Ana Merino se licenció en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid y se doctoró, con una tesis sobre el cómic en el mundo hispanoamericano, en la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, Estados Unidos). Es ensayista, poeta, dramaturga, novelista, catedrática y fundadora del MFA de Escritura Creativa en español de la Universidad de Iowa.

«Ahora que aún perdura el recuerdo. / Ahora que aún se mece en un sueño», La tinta entrevista a Ana Merino, después de haber recorrido el camino de los afectos y de las relaciones de amistad sinceras, aquellas que no se olvidarán jamás…

– En 1994, tu poemario Preparativos para un viaje fue el ganador del XLVIII Premio Adonáis de Poesía. Entre los miembros del jurado, se hallaron nada menos que Claudio Rodríguez, Pureza Canelo o Rafael Morales. Tenías solo 23 años, eras un estudiante de Historia que afirmaba haber visto influenciada por Proust o Neruda: «He intentando un libro que resumió mis planes de huidas y desapariciones». ¿Qué ha supuesto para tu carrera poética haber ganado este prestigioso Premio, junto con el I Premio Fray Luis de León, en 2003, por Juegos de niños , y el Accésit Jaime Gil de Biedma, en 2010, por Curación ? ¿Qué otros escritores siguen siendo tus referentes?¿Cómo crees que ha evolucionado tu poesía desde entonces?

El premio Adonáis me ayudó a descubrir el espacio de los lectores y los recitales. En aquella época de formación, me interesaba mucho la plasticidad de las imágenes poéticas de Neruda. A esa misma idea podría sumar la ternura que evocan los poemas de Gabriela Mistral o la luminosidad efervescente de Federico García Lorca. Son propuestas poéticas muy personales que permiten disfrutar y aprender. Mi primer poemario era una suma de experiencias, vivir era desear los viajes y perderse en ellos. Con los años, el viaje se transformó en vida nómada, pues emigré a Estados Unidos y lo que pensé que sería un par de años se transformó en más de dos décadas y media. La joven que gana el Adonáis con 23 años, ya lleva veintisiete años en los diversos parajes de los Estados Unidos, donde se ha ido construyendo mi poética.

Al llegar a Estados Unidos, llevaba bajo el brazo la Antología de Spoon River , de Edgar Lee Masters y, además, leí con mucha pasión a Cernuda, a Rubén Darío ya muchos poetas latinoamericanos del siglo XIX. De la época en la que estuve en Columbus (Ohio) haciendo una maestría, entre 1995 y 1997, es mi segundo poemario Los días gemelos . Cada libro que he ido publicando ha dibujado un mapa de experiencias vitales. Juegos de niños , que fue escrito entre Pittsburgh y Boone, ganó un premio que me ayudó a llevar con alegría la distancia. Yo estaba lejos, al otro lado del Atlántico, pero mis poemas encontraban lectores agradecidos en España que lo celebraban. Lo mismo sucedió con el reconocimiento aCuración , escrito ya, en parte, en Nueva Inglaterra y Iowa. La vida interior de cada geografía eclosionaba en forma de versos. En Iowa escribió Los buenos propósitos y Salvamento de hormigas , poemarios de madurez donde investigo diferentes temas.

Por otra parte, mi preocupación por abrir el canon hizo que trabajara con la magnífica poeta Raquel Lanseros, en la antología Poesía soy yo , donde mostramos las voces de ochenta y dos estupendos poetas. En el proceso creador está también el disfrute y reconocimiento de las voces que nos precedieron y, por ello, junto a Raquel, compartió el interés por recuperar voces de mujeres poetas que se consoliden dentro del canon.

– Como dramaturga, ha escrito Amor: muy frágil (2013), Las decepciones (2014) y La redención (2016). ¿Qué hilo conductor comparte las tramas de estas obras de teatro?

El teatro me ayuda a escuchar a los demás. Construir personajes, profundizar en sus perfiles y en la dinámica expresiva de su personalidad. En Amor: muy frágil , el tema es el desamor como eje de reflexión. En Las decepciones , la creatividad, la autenticidad y la amistad. Creo que esta segunda obra dialoga muy bien con la novela Amigo , porque alude a temas parecidos. En La redención , trabajo una distopía futurista y reflexión sobre la contaminación y la herencia que dejamos a nuestros hijos, las formas en las que tendrán que convivir con ese legado de destrucción tóxica.En todas hay una mirada que intenta definir las emociones humanas y las posibilidades de sus comportamientos.

– Como escritora de Literatura infantil, encontramos los libros titulados Hagamos caso al tigre (2010) y El viaje del vikingo soñador (2015) –con ilustraciones de Francesc Capdevila, alias Max−, la obra de teatro Salvemos al elefante (2017) −una historia que nos invita a luchar por conseguir un mundo mejor− o el álbum ilustrado Martina y los piojos (2017), con ilustraciones de Axier Uzkudun. ¿Los lectores más jóvenes son también los críticos más sinceros?

Los más lectores jóvenes son los mayores entusiastas. Escribir para los más pequeños es parte de mi compromiso con la ilusión de la lectura. Además, son libros elaborados con mucho amor y con un cuidado minucioso. Disfruto mucho cuando hago lecturas y talleres infantiles, es un público que tiene una capacidad increíble para disfrutar con la literatura y aporta una pasión que energiza e inspira.

– En 2020, tu novela El mapa de los afectos recibió el Premio Nadal: «Una novela deslumbrante que nos permite acceder al universo íntimo de una pequeña comunidad rural». ¿Qué tipo de afectos son los que los seres humanos no pueden tener miedo a recorrer?

La fraternidad es la base de nuestra existencia social y nos da sentido como seres humanos. Nuestra supervivencia está basada en la capacidad que tenemos para relacionarnos entre nosotros y ser una colectividad empática, que se apoya y ayuda. El afecto es clave; la emociones que fomentan el cariño, el amor, el respeto, la tolerancia, el sentido de la responsabilidad, la solidaridad y la justicia son esenciales. El reto está en convertir todo ello en emociones literarias, que se pueden formular dentro de tramas emocionantes que nos hagan reflexionar y tomar conciencia. Hay un plano muy filosófico y poético en esa novela, indaga en los afectos porque como atmósfera narrativa que acompaña a las tramas.

– En 2022, se ha publicado tu novela Amigo donde la protagonista Inés Santa Cruz, «una poeta mexicana afincada como profesora de Escritura Creativa en Estados Unidos, llega a la Residencia de Estudiantes de Madrid para impartir un taller de poesía e investigar un hallazgo reciente : el archivo familiar de Joaquín Amigo, uno de los amigos de Lorca». Ese archivo contiene la correspondencia entre los dos amigos y, en una de las cartas, Lorca se despide diciendo: «Saluda a los amigos ya sean ingratos o sean amigos míos de verdad». ¿Cómo te has documentado para escribir esta obra?

Tuve la suerte de conocer a María Bastos Amigo, nieta de Joaquín Amigo que custodia el archivo de su abuelo. Tanto sus hermanos como ella me permitieron acceder a todos los documentos. Con ese material increíble fui elaborando la novela de investigación, que es la segunda novela que hay dentro de Amigo . En este archivo hay tres cartas largas de Lorca a Joaquín Amigo, varias notas y postales de Lorca e, incluso, una con Dalí, y muchas otras cartas de otros amigos de la época. Lo difícil fue seleccionar los materiales y ajustarlos de forma literaria, pues hay todo tipo de documentos y es un archivo muy rico.He querido que la novela reflejaa los primeros veintiún días de investigación de la protagonista, para el lector que pudiera experimentar las mismas emociones, y disfrutar con los sentimientos de una investigadora que abre documentos y ve, por vez primera, esos papeles. El tema de la amistad fluía con esa apasionante correspondencia. Además de la de Lorca, estaba el grupo de amigos que configuró la revista Gallo y otros coetáneos de esa época.

– Después de haber escrito la novela, ¿crees que en las relaciones de amistad se puede llegar a superar y perdonar las traiciones?

El tema de la traición es sumamente literario y me daba mucho juego en la trama de las tres novelas que configuran Amigo . La protagonista vive las tensiones del mundo universitario en la novela de campus, con la que abro el libro. Ella añora los tiempos felices de una amistad que se ha perdido, para luego descubrirse en el archivo de Joaquín Amigo dando sentido a su propia vida. El poder pasar tiempo en Madrid investigando le permite reconciliarse con los recuerdos del pasado y aprender a vivir la amistad de otra forma. En la tercera parte del libro, en la novela de peripecia, descubriremos que la amistad es plural y variada, que hay amigos del pasado y del presente que revitalizan y ayudan a superar muchas cosas.El personaje de Inés aprende a perdonar, a superar el daño ya vivir en el presente.

– En Amigo , el lector puede trazar el recorrido particular de la dualidad, de las mitades escindidas que se necesitan pero que, a la vez, se alejan. En 1997, publicaste el poemario Los días gemelos y, en 2009, la novela El hombre de los dos corazones . ¿Por qué es tan importante el motivo del doble en tu escritura?

Se nota que sois muy buenas lectoras y podéis trazar mi genealogía literaria del doble. Es un tema que me ha apasionado siempre. Llevo más de veinticinco años viviendo dos vidas, la de Estados Unidos y la de España, hablando en dos idiomas y comunicándome con dos culturas muy diferentes. Me siento como dos personas en una, con diferentes atributos, que debe adaptarse a cada espacio. En Los días gemelos estaba la poética de mi encuentro con los Estados Unidos y mi integración a ese territorio. Mi anterior viaje, el de ir a estudiar a Groningen (Países Bajos), que aparece en el primer poemario, Preparativos para un viaje , era de ida y vuelta por la vieja Europa.Sin embargo, al cruzar el Atlántico comienzo mi nomadismo vital estadounidense que confluye y brota en mi primera novela para adultos, El mapa de los afectos , donde el llamado Medio Oeste es la atmósfera protagónica por la que deambulan mis personajes. Pero ya antes, como bien señaláis, había escrito una novela juvenil, El hombre de los dos corazones , donde la obsesión por el doble, el gemelo, fraguaba la mirada fantástica de toda la historia. Como digo, mi vida es una dualidad de paisajes e idiomas y esa experiencia macera en mi universo creativo.

– La protagonista de Amigo afirma: «Qué es la vida sino esa capacidad que tenemos para recuperar las mejores sensaciones, evocarlas, contemplar su esencia en las imágenes que hacemos perdurar». Ana, ¿qué sensación o qué imagen asociada a una sensación que te gustaría no perder jamás?

Hay muchas sensaciones que no quisiera perder: la capacidad por la ilusión, por la sorpresa, por el asombro enamorado de la vida. Ese placer que da la dicha de estar con las personas que quieres y disfrutar el tiempo con ellas. No quiero perder las imágenes de la infancia, los recuerdos de mi familia, el amor por León y por la literatura.

– Uno de los boleros que recoge en Amigo , compuesto por el mexicano Abel Domínguez, reza: «Cuando un amor se va / qué desesperación; / cuando un cariño vuela, / nada consuela mi corazón, / dan ganas de llorar, / no es fácil olvidar / el amor que se aleja / y que nos deja sin compasión». ¿Cada momento especial también tiene una canción o una melodía inolvidable?

En la tercera parte de la novela Amigo , aparece la propuesta, que define como la novela trepidante, donde la música se transforma en un espacio literario clave para dar ritmo emocional. En la vida pasamos por muchas melodías que nos ayudan a definir muchas emociones. He querido celebrar esos momentos y las personas que nos las facilitan, la buena gente que nos acompañan en cada tonada.

– ¿Cuánta filosofía de vida cree que contienen las siguientes palabras que Lorca le dirigió a Joaquín, tras una decepción profesional que este había sufrido: «No debes tomar esta cosa por la tremenda sino por la suavenda»?

Aprender a convivir con la derrota es una forma de vivir plenamente. Lorca, que había sufrido un gran disgusto por su fracaso con El maleficio de la mariposa , tiene perspectiva y trata de reconfortar a su amigo, porque ha visto cómo su vida se fue encauzando y las cosas que aprendió de sí mismo. La «suavenda» es una forma de observar la decepción desde fuera y convertirla en aprendizaje de vida.

– Inés recuerda con emoción a su maestra, doña Pura, «hija de exiliados españoles que le dio clases cuando era niña en la escuela de Cholula. Los maestros son las herramientas secretas que atornillan las primeras ideas en el cerebro de los niños». «Los niños tienen el don de aprender a sentir del mismo modo que las personas adultas en las que confían». ¿De qué manera cree que influimos, los que nos dedicamos a la enseñanza, en las diversas generaciones de alumnos con las que convivimos, día a día, en las aulas?

Siempre creído que los maestros son fundamentales. Es el grupo que mejor trasmite la emoción y la pasión por el conocimiento. De esta forma ayuda a desarrollar la inteligencia creativa de los niños. Sin el esfuerzo y compromiso de los profesionales de la enseñanza estaríamos perdidos como sociedad.

– La poeta mexicana reconoce tener «el virus de Lorca» y habla con emoción de Concha Méndez, pues para ella es un «personaje cautivador», representante del «lado femenino de la generación del 27, que tantas veces los críticos olvidaban mencionar». ¿Cómo podemos revertir ese olvido?

Con investigación, análisis y divulgación. El olvido se corrige estudiando y difundiendo los saberes. Que las bibliotecas tengan sus obras, incluyalas en los temarios y las antologías y que formen parte del canon.

– Junto con México y Milwaukee, el origen y el lugar de trabajo de la protagonista, dos ciudades tienen un gran protagonismo en la novela: Madrid y León. La primera, como paradigma de la fusión de lo culto –el Museo del Prado, la Residencia de Estudiantes…− y lo popular –el Rastro dominical, la plaza de Colón y sus Jardines del Descubrimiento, el Retiro… Por su parte, León es la ciudad de origen de otro de los personajes de la novela: «El Reino de León tenía personalidad propia y era motivo de orgullo, y para celebrarlo invitaba a todo el mundo a un buen vino ya una cecina espectacular que traía envasada al vacío cada vez que iba a ver a sus padres a la vieja capital de aquel reino fundado por Sancho I en el año 910». ¿Ambas ciudades también son protagonistas en tu novela?¿Cómo crees que influyen los lugares en la personalidad de quienes los habitamos?

En esta novela, quise hacer un homenaje a León y, para ello, construí al personaje de Sabino Viñuela, que es un claro guiño a mis ancestros ya los escritores de León. Es el personaje más vitalista y luminoso del libro, un motor literalmente musical que alegra la lectura. Lo lúdico está en Sabino, pero también la energía de la amistad y la superación. Hay muchos leoneses por el mundo que celebran su tierra y sus orígenes. Por otra parte, en esta novela, Madrid como ciudad es muy importante, porque ayuda a definir las emociones y los enigmas que rodean a la protagonista.

– Además de Lorca y Joaquín Amigo, de Luis Rosales y Concha Méndez, de Dalí y Buñuel, la novela también nos «invita» a acercarnos a la obra de pintoras italianas del Renacimiento, como Sofonisba Anguissola –a la que podemos conocer más en profundidad en La novela posible , de José María Merino− y Lavinia Fontana. Pero también hay referencias a la poeta estadounidense Sylvia Plath, a los novelistas Stevenson, Poe, Calvino, Cervantes, Bioy Casares, a filósofos como Voltaire, a psicoanalistas como Freud, a pintores como Goya…, junto con una serie de referencias cinematográficas.La novela culturalista es, por definición, aquella que pretende «adentrarse en las raíces de la personalidad y que, con un tono lírico, trata problemas humanos relacionados con la búsqueda existencial o personal como la identidad o el sentido de la vida». ¿Calificarías Amigo como novela culturalista? ¿Por qué?

Creo que, siguiendo esa definición, la tercera novela que hay dentro de Amigo , la de peripecias y amistades de Inés en Madrid, tiene muchos de esos atributos. Inés se encuentra perdida en una ciénaga de emociones tóxicas y es la literatura, como germen del pensamiento humano, la que ofrece claves importantísimas que le ayudan a entender su vida. Y, respecto a Sofonisba, hay un guiño a mi querido padre, José María Merino, y su preciosa nueva novela.

– La poesía también está presente en tu novela, como el recuerdo de los versos que, a modo de epitafio, Luis Rosales le dedicó a su mujer María: «Muchas cosas he perdido / pero aún el vivir / y este asombro queda de que vengas , / si te llamo, junto a mí»; o los poemas de la propia Inés: «Cada ruptura, / cada separación, / cada despedida, / cada espacio de desamor enjaulado / duele». ¿Cómo se conjugan ambos tipos de escritura, la prosística y la lírica, en tu producción literaria?

Me encanta escribir y esa es la base de mi literatura. Cada proyecto me pide una forma de expresar mis ideas, pensamientos y tramas. En Amigo , he escrito una novela, pero es la novela de un poeta que añora el lugar que tuvo la poesía en la historia. Aquí salen varios poetas: Lorca, Luis Rosales, Félix Grande, Paca Aguirre o Concha Méndez; la poesia es el sustrato existencial de los personajes reales que aparecen.

– Según la enciclopedia Espasa, la grafología «se basa en que la escritura es una serie de gestos emanados del cerebro y transmite al papel por la mano, que es el principal factor del gesto». Ahora que todo lo que solemos escribir en un ordenador, ¿qué importancia tiene la buena caligrafía en el arte de la escritura?

Yo sigo escribiendo a mano las primeras versiones de todos mis textos. La caligrafía, en cierta forma, dibuja el pensamiento de las palabras y le otorga una expresividad peculiar. Me relaja escribir a mano, me ayuda a dar un sentido nítido a mis ideas. En mi caso, la caligrafía es clave y forma parte de mi proceso creativo.

– En 1936, la Universidad de Iowa creó el primer curso de posgrado para escritores. Ocho décadas después los MFA de Escritura Creativa han calado hondo en la literatura estadounidense. Las aulas del Writer’s Workshop de Iowa han tenido, entre sus alumnos y profesores, escritores como John Irving, John Cheever o Philip Roth. En 2012, se creó un MFA de Escritura Creativa para escritores en español. En aquel momento, como director del nuevo curso para el que invertiste dos años en el diseño de su programa, afirmaste: «Esto es un reconocimiento a otra realidad lingüística ya la necesidad de potenciar la creación en español». Cuéntanos cómo fue ese «nacimiento» y cómo ha evolucionado en esta década.

Mi modelo de proyecto del MFA en español de Iowa estaba inspirado en el Center for Cartoon Studies, de James Sturm y Michelle Ollie, creadores de una Maestría (MFA) para autores de cómics, que vino y en el que contribuyó como miembro fundacional durante una década, entre 2004 y 2014. En ese MFA de cómics impartí, en 2008, un taller de narración que me ayudó a entender los mecanismos expresivos de los dibujantes y las posibilidades de diálogo entre poesía y cómics. Me interesaba que los autores de cómic entendieran la mecánica que habita en los cuentos literarios y los elementos que hacen que funcionen a la perfección. Sabía que, a los futuros dibujantes, había que mostrarles la fuerza de la literatura que se condensa en los cuentos.

En esa misma época, fui profesora de cursos de literatura y cultura en Dartmouth College, en New Hampshire. Coincidió que la institución invitó a mi padre a enseñar un taller de cuento durante un trimestre, en 2007, que fue clave porque me ayudó a consolidar la idea del taller y la apuesta por sus posibilidades pedagógicas. Los resultados demuestran el fabuloso impacto de la creatividad en los procesos de aprendizaje y en la lectura. Se podría decir que en la génesis del MFA de Iowa City está la semilla pedagógica del tallerismo de José María Merino que llevaba, desde hacía décadas, impartiendo en España.

La idea de creadores siempre me había fascinado, estoy convencida de que existe talento creativo en todas las personas y que el papel de los autores es clave para dinamizar las comunidades. Además, en los veranos que viajaba con grupos de estudiantes estadounidenses a Madrid, descubrí que la mejor forma de hacerles escribir y de que aprendieran español era pidiéndoles que completaran un diario de emociones y vivencias. Los diarios se adaptan a todo tipo de perfil, también los utilizo en los cursos de escritura creativa para los estudiantes de licenciatura que quieren reforzar su español. A veces, me he encontrado con estudiantes veteranos de alguna guerra que han encontrado en ese ejercicio de aliento.Han aprendido a contar sus emociones, a escribir desde la tristeza de lo vivido y exorcizar sus penosos fantasmas.

El que elige escribir, y aprende a encontrarse en lo que escribe, suele sentirse menos solo. Si me tengo que quedar con una idea de todas mis experiencias inventando talleres, tal vez sea la del «tallerismo comprometido» la que mejor me define. La animación a la lectura ya la escritura creativa en las comunidades escolares es una de mis grandes aspiraciones pedagógicas. Si no apoyamos a la infancia, si no nos comprometemos con esa realidad lectora e imaginativa y con sus educadores, estamos perdiendo la base de la creatividad futura. Además, a través de la buena literatura aprendemos humanidad y empatía, el escritor debe acercarse a los lectores desde la humildad que lo iguala con el prójimo. 

Durante los años que dirigí el MFA, una de mis máximas preocupaciones fue conseguir financiación para todos los estudiantes que admitiríamos. A unos les concedíamos ayudatías, con una beca de estudios y un sueldo digno mientras impartían clases de español básico en nuestro departamento. Otros, al tener una pequeña trayectoria como escritores, podrían competir por la bolsa de becas premio que les financiaban los estudios y les daban una mensualidad para producir en sus proyectos. De esta primera época del MFA, me gustaría resaltar el resultado deslumbrante de nuestra alumna Elisa Ferrer, que, tras graduarse en 2019, ganó el Premio Tusquets de Novela , con el libro Temporada de avispas , que había sido su proyecto de tesis de Iowa.Este premio me hizo darme cuenta de que todos mis desarrollos y el enorme trabajo realizado en el MFA de Iowa habían merecido la pena.

– ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Acabo de publicar un poemario titulado Salvamento de hormigas , con la editorial Visor. En este nuevo libro aparece el poema «Distancias», que es el que empieza a escribir el personaje de Inés Sánchez Cruz. De esta forma, se convierte en un paratexto que acompaña a la novela.

El personaje de Inés Sánchez Cruz promete que escribirá un ensayo en el que apareció, con más detalle, todos los papeles del archivo. Estoy metida en un texto que condensa muchas de las cosas que no pude tratar en la novela, ya que Inés solo pasa veintiún días en el archivo y yo llevo casi dos años metida en las cajas y en todas las cartas, papeles y documentos que componen este fascinante archivo familiar.

Le damos la enhorabuena a Ana Merino, por su magnífica novela: nos ha emocionado sinceramente, como docentes y como lectoras «infectadas» del «virus de Lorca», pero también del virus de las mujeres de la Generación del 27, como muy pronto descubriréis…

Amigo. Ana Merino. Destino Ediciones. Barcelona. 2022. 304 páginas.

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