«Apreciaba la necesidad de vivir, de experimentar de nuevas las sensaciones olvidadas, pero, para eso, tenía que enterrar su pasado, navegar en el presente para descubrir el futuro».
El malagueño Juan Antonio Lopera Espejo cursó sus estudios en las escuelas de Formación Profesional del Ave María de Málaga. Compagina la prestación de servicios de Marketing, en el ámbito comercial de las grandes superficies, y la gerencia de sociedades inmobiliarias con su pasión por la lectura y la escritura. Después de años de preparación e investigación, surge su primera novela, MALAQA. Una huella del pasado (2021), obra que el escritor dedicó a La tinta entre tus dedos, con estas palabras: «Luchar en este mundo moderno en que vivimos por difundir la cultura es una batalla que ganaremos entre todos con la ayuda de personas como vosotras. Espero que disfrutéis de su lectura». Y, tras el deleite por lo leído, a continuación, queremos conocer más acerca de las huellas del pasado que atesora la bella capital malacitana…
– En el capítulo de la novela titulada «El sitio de Malaqa», se narra que «Desde que en 1453 Constantinopla cae en manos musulmanas, la influencia y el poder del Imperio Otomano crecía de forma imparable a lo largo del Mediterráneo. […] los Reyes Católicos […] ante la imposibilidad de que un gran ejército turco destruyera la obra secular de la Reconquista en España, agilizaron la campaña de 1487 contra el reino de Granada y la vistieron de cruzada nacional. Toda clase social poderosa e destacada del recién unido país contribuyó con sus fuerzas y sus riquezas a la consecución del fin de los musulmanes en la península. La nobleza, el clero y los consejos unieron sus fuerzas a las mesnadas reales». Verdaderamente, ¿no hay nada más poderoso para llevar a cabo una acción que tenga un enemigo común?
Sin duda, tener un enemigo común para alianzas fuertes; sobre todo, cuando implica grandes ganancias económicas, como ocurre en este caso con la ciudad de Malaqa y el reino nazarí de Granada.
– A pesar de que, como sabemos, la Reconquista fue un éxito para los Reyes Católicos, ¿qué vestigios (culturales, lingüísticos, patrimoniales…) perviven con fuerza en Málaga?
La herencia musulmana en Málaga alcanza grandes cotas. Nuestra cultura, a pesar del expolio continuo de la iglesia católica y de las instituciones cristianas, ha conservado tradiciones y costumbres de esa época. En el ámbito gastronómico, por ejemplo, existen muchas referencias a la cocina árabe; en la agricultura, se siguen las enseñanzas legadas en cuestiones como la gestión de aguas, así como en el cultivo de árboles frutales. Si nos referimos al tema lingüístico, no hace falta consultar el Diccionario de la RAE para darnos cuenta de la multitud de palabras y expresiones que provienen del árabe, y que el castellano ha hecho suyas a lo largo de los siglos.
Por otro lado, el patrimonio histórico, que los antiguos malaqueños nos han dejado, muestra el esplendor majestuoso que la ciudad logró hasta la conquista cristiana. La monumental Alcazaba de Málaga, El castillo de Gibralfaro, la puerta del mercado de Atarazanas, los restos de muralla que lucen edificios, calles y plazas, ayudan a nuestra imaginación para que nos traslade, por un momento, a la imperial Malaqa del siglo XV .
– «De esta forma, el 7 de abril de 1487, saliendo de Córdoba y encaminándose a la provincia de Málaga, un formidable ejército al mando de su Alteza Real Don Fernando de Aragón, formado por veinte mil jinetes, cincuenta mil peones y ocho mil soldados de infantería, acompañados de la más moderna artillería de la época, se disponía a dar el golpe definitivo a la dinastía nazarí». ¿Cómo se imagina un escritor esta escena? ¿Cómo ha sido el proceso de documentación para narrar pasajes tan realistas como este?
En este caso, es la imaginación la que debe dar paso a los datos históricos recogidos, en bibliotecas y en internet, de las magníficas obras de otros escritores e historiadores, que han sabido informarnos eficientemente de esta última campaña contra el reino nazarí. Es complicado imaginarse tamaña fuerza combativa avanzando, por los pedregosos caminos de la época, hacia Malaqa. Debía ser una empresa bien estructurada y estudiada, para conseguir que todo ese ejército maniobrara bajo un solo mandato. Una vez que haya recopilado todos los documentos necesarios, no es fácil realizar una narración, de acuerdo con las circunstancias del momento.
– ¿Cuál es la leyenda que se esconde tras Melkart, «dios de los antiguos pobladores de la ciudad de Malaqa»?
Melkart era una divinidad fenicia de la ciudad de Tiro, al que estuvo consagrado el templo de Heracles, en Cádiz. Los fenicios, fundadores de las ciudades de Cádiz y Málaga, lo veneraban como su dios más importante. Aquí he jugado un poco con la etimología de la palabra «Malek», que era como se pronunciaba en la lengua fenicia, y con «Malaka», nombre de la ciudad cuando estos la fundaron, para situar el palacio del rey Argantonio. Aunque no existen documentos que atestigüen la relación entre el nombre de la deidad y el primigenio de la capital, ¿no resulta muy casual la raíz de ambas palabras? Lo aproveché como una posibilidad oculta bajo el manto de la historia.
– ¿Qué importancia tuvo Argantonio, el rey de los Tartessos, en la creación de Malaka? ¿Qué es y qué secretos guarda la «estrella tartésica»?
Realmente, nadie lo sabe. Del reino de Tartessos, solamente conocemos lo que los historiadores griegos y romanos nos han contado, porque no hay documentos escritos que nos aseguren los datos necesarios para saber de esta civilización. Únicamente nos han quedado restos de tesoros, joyas y alfarería encontrados en yacimientos arqueológicos. La influencia de su más conocido rey en la fundación de Malaka es un invento de este humilde escritor y de su imaginación desbordada.
Por otro lado, la estrella tartésica o mudéjar es un símbolo que aparece recurrentemente en la cultura andaluza. Se sabe que el origen de la estrella de ocho puntas tiene su origen en la cultura religiosa de ese desconocido país del sur de Hispania, como signo de adoración al sol; con posterioridad, fue adquirida por la cultura andalusí, utilizándola en la acuñación de monedas en adornos arquitectónicos, siendo la época nazarí la de su expansión y mayor difusión.
– ¿Qué papel tuvieron las concubinas y los esclavos a lo largo de la dinastía nazarí?
No creo que las concubinas tuvieran mucha influencia en la dinastía nazarí, ni en ninguna otra. A lo largo de la historia de las civilizaciones antiguas, siempre se ha tenido constancia de la existencia de mujeres que servían a sus amos en todas las cuestiones que estas requerían, sin que existieran lazos vinculantes entre ellas. En la novela, Yaiza tiene un estatus especial por lo que representaba para el cadí, pero no deja de ser un papel efímero, porque en cuanto su dueño se aburriese de ella, se acabaría la relación.
Los esclavos, sin embargo, constituían una parte importante del tejido empresarial y laboral. Se compraban y se vendían como cualquier otra mercancía, existiendo una industria alrededor de esa actividad tan horrenda. La pérdida de la libertad suponía, para el ser humano, la mayoría de las veces, trabajar sin retribución alguna en pésimas condiciones y en los peores lugares, hasta el día de su muerte.
– ¿Quién fue Ibn Gabirol, el poeta judío malaqueño, y cuáles de sus obras o textos se han conservado?
Salomón Ibn Gabirol es, posiblemente, el más grande poeta y filósofo hebreo de la época medieval andalusí. Nació en el barrio de la judería malaqueña, donde pasó su niñez, para, posteriormente, trasladarse a Zaragoza y otras ciudades, donde desarrolló su arte en las ciencias literarias y filosóficas. Curiosamente, una de sus obras más importantes es La fuente de la vida. Otras obras destacadas son Keter Malkut y Diwan.
– Una de las razones, que contribuyó a la victoria de los Reyes Católicos, fue la disputa por el trono de la Alhambra entre Abdallah El Zagal y Boabdil. En la novela, se cuenta que «esto significaba el fin de una época. Miles de compatriotas suyos pagarían con la vida los desatinos de monarcas nazaríes, más pendientes de matarse entre ellos que en fortalecerse contra los infieles cristianos». ¿La división, la ambición, el ansia de poder siempre se encaminan hacia la pérdida o la derrota?
Así es, por regla general. Como dijo Julio César: «divide y vencerás». Según pudo constatar en documentos de historiadores antiguos, era muy recurrente que los invasores utilizaran esa estratagema para evitar pérdidas humanas en batallas cuyo resultado era incierto. De hecho, los Reyes Católicos instigaron la lucha entre los dos pretendientes al trono nazarí para debilitar su ejército y así conseguir una victoria más fácil y rápida, mientras que estos, como sabemos, estaban más pendientes de ambicionar el poder del reino que de defenderse del invasor cristiano.
– Como consecuencia de todo ello, Malaqa se vio sitiada: «Las llamas inundaban los arrabales desiertos, destruyendo palacios y mezquitas, comercios, viviendas y jardines. […] observaban cómo sus vidas dejaban de tener sentido al perder todo lo que un día tuvieron. […] Les obligarían a cambiar sus creencias, a modificar sus costumbres y hasta sus vestimentas». ¿Cómo se puede continuar (sobre)viviendo, sabiendo que te quitan tu identidad; que, de un día para otro, ya no eres quien fuiste o, cuanto menos, no te permitiste serlo?
El éxito del género humano ha sido el de sobrevivir y adaptarse al medio que le rodea. Aunque hoy en día no nos demos cuenta, vivimos asimilando los cambios que van surgiendo en nuestra vida. Sin embargo, en el siglo XV, la población seguía padeciendo un sistema feudal en el que la persona no tenía ningún valor, si no era poseedor de riqueza o si no pertenecía a la nobleza o al clero. Por todo ello, podemos hacernos una idea de lo que suponía la pérdida de identidad del pueblo malaqueño, una vez que se hace efectiva la conquista. La inmensa mayoría fueron hechos esclavos. Un horrendo final, sin duda.
– El rey Fernando de Aragón avisó de que la conquista de Malaqa traería consecuencias para la población, como la obligación de pagar «cien mil onzas de oro por cada uno de los integrantes de [las] familias y diez mil de plata por cada uno de los habitantes de la ciudad. Los que no [pagaran] esas cantidades serían despojados de sus bienes y vendidos como esclavos». ¿Tan cruel fue la Reconquista para los perdedores de la misma?
Normalmente, si la ciudad sitiada se rendía sin más contemplaciones, las capitulaciones se realizaban intentando respetar, en la medida de lo posible, a la población, requiriendo el abandono de sus hogares, en caso de que no aceptaran la conversión al cristianismo y el acatamiento de la autoridad castellana. En el caso de Malaqa, debido a la extrema oposición del pueblo malaqueño ya la sangría de vidas ocasionadas a los ejércitos de la corona de Castilla y Aragón, los monarcas decidieron castigar con desmesurado horror a los supervivientes y, por ello, la inmensa mayoría fueron vendidos como esclavos.
– En uno de los primeros capítulos de la novela, ya se anuncia que «los cristianos sabían de la importancia estratégica de Malaqa. Era el puerto más importante del reino nazarí. Cualquier ayuda del norte de África o del Sultán de Damasco entraría a través de su magnífica ensenada. Conseguir la rendición de la ciudad significaba ahogar al reino de Granada». ¿Por qué la ciudad de Málaga fue clave en la Reconquista?
Existen historiadores que comparan en importancia el asedio de Malaqa con batallas como la de Las Navas de Tolosa, porque fueron claves en el término de la Reconquista española. Acabar con Malaqa significaba poseer la segunda ciudad en importancia del reino nazarí, con la trascendencia negativa que esto suponía para sus intereses económicos, estratégicos y, sobre todo, morales. El triunfo cristiano supuso poder llamar a la puerta de La Alhambra y decirles a sus moradores que la época musulmana en la península ibérica había acabado.
– MALAQA. Una huella del pasadoes una novela de cuyas historias se entrelazan de manera muy hábil, para construir un misterio que el lector debe descubrir a lo largo de la trama. Uno de los protagonistas de la novela, Lorenzo de Sepúlveda, afirma conocer «a los árabes, y sobre todo a los gobernantes árabes. Eran maestros en el arte del amaño y del engaño. Su habilidad para embaucar, estafar y traicionar era de sobras conocidas. Pero él no iba a permitir que eso ocurriera». Además de la poca simpatía hacia los musulmanes, «de todos era sabido el odio que, tradicionalmente, tenían los cristianos hacia los judíos. Durante siglos, se había cultivado el rencor hacia aquellos que, según contaban las Sagradas Escrituras, habían asesinado a nuestro señor Jesucristo. A esa inquina se había unido siempre la envidia y la ambición de los que desconocían su cultura y solo codiciaban las riquezas que acumulaban, por su buen hacer en el mundo de las finanzas y del comercio». ¿La Historia es una sucesión de creencias irreconciliables? ¿La Religión es sinónimo de confrontación?
Desde que el hombre tiene conocimiento de su conciencia religiosa, normalmente distinto a la que tienen sus vecinos, siempre ha intentado imponer sus ideas a los demás miembros de su especie, ya sea de forma pacífica, casi nunca, o de forma violenta, casi siempre . ¿cuántas veces se ha asesinado, violado, mutilado y martirizado en el nombre de Dios, sea cual sea su nombre?
Desde mi punto de vista, la religión siempre se ha refugiado en la ignorancia del ser humano, llevándolo en multitud de ocasiones a enfrentamientos que encubrían, en realidad, intereses económicos, ambiciones y poder político. Por desgracia, aun en el siglo XXI, sigue ocurriendo ese tipo de desmanes en la raza humana.
– Ricardo de Sepúlveda, el sobrino de Lorenzo, «estaba convencido de que, a mayor cargo religioso, mayores pecados». ¿El poder (siempre) corrompe? ¿Dónde hay poder existe también traición?
Por experiencia, todos sabemos que, por regla general, eso es así. Ha ocurrido, a lo largo de la historia de la Humanidad, desde el albor de los tiempos y, desgraciadamente, seguirá. Creo que es algo que está dentro de la condición del hombre y aún nos queda mucho para que podamos erradicarlo de nuestra naturaleza.
– Otro de los personajes clave de la novela es María Angulo, una brillante arqueóloga, licenciada «cum laude», la primera de su promoción. Sin embargo, «se sintió sola. Tenía la necesidad de querer y ser querida, de compartir con otra persona su vida; llegar a casa y debatir sus inquietudes con alguien que estuviera dispuesto a escucharla, a comprenderla, a amarla». ¿El éxito profesional augura, en cambio, una solitaria vida personal? ¿Qué podemos o debemos aprender de la soledad, cuando esta no es elegida?
Aunque es algo que se puede comprobar en algunas personas que han luchado toda su vida por un objetivo y han tenido que sacrificar, para ello, su vida particular, no siempre ocurre así. Lo ideal es hacer partícipes a los familiares y amigos de los difíciles entresijos del éxito y compartir con ellos las experiencias positivas y negativas, para evitar la soledad profesional, si la hubiera.
Por otra parte, pienso que lo que te puede enseñar la soledad es a valorar la ausencia de ella misma. El ser humano ha crecido en comunidad desde que toma conciencia de que unido se tiene más fuerza y valor que actúa de forma individual; aunque, en algún momento, nos sea necesario. En mi caso particular, nunca la echaré de menos.
– Alejandro Angulo, el hermano de María, es un inspector de homicidios, encargado de investigar una serie de crímenes en plena Semana Santa malagueña. Está en sus horas más bajas, tanto personal como profesionalmente. A pesar de su trabajo, es un policía que prejuzga, a primera vista, a todo aquel que conoce: «Sabía que era medianamente joven, rubia y buen tipo. Soltera, según la opinión de María. La típica rata de biblioteca». ¿No es un poco contradictorio que alguien encargado de dar luz a una investigación criminal sea tan cuadriculado? ¿Cuánto nos perdemos por prejuzgar?
Este personaje ha sido incapaz de conciliar su vida laboral con la personal y está pagando el desorden de personalidad que le ha ocasionado el estrés, en su día a día. No se trata de una mala persona, pero se ha visto involucrado, tal vez sin quererlo, en una vorágine de sucesos y sentimientos contradictorios, que ha sido incapaz de asimilar y comprender. Podemos decir que tiene trazos de antihéroe, está del lado de la justicia, pero es un capullo integral cuando se deja llevar por los prejuicios, y evalúa a las personas que lo rodean de forma poco agradable. Evidentemente, cometemos errores a la hora de prejuzgar a las personas sin antes molestarnos en conocerlas. Es algo que la nueva sociedad, influida por las redes sociales, se ha normalizado equivocadamente.
– El personaje de Rosa Alberti, la directora de Proyectos de la empresa que construye el metro de Málaga, es una obsesa del trabajo: «Durante cinco años estuvo concentrada solo y exclusivamente en su trabajo. […] Su carácter se volvió más violento y complicado […]. Aprendió a lidiar en la difícil plaza de la vida, en el entorno de piratas que era el mundo de la promoción inmobiliaria y, a pesar de las trabas encontradas en el camino, el éxito le sonrió por fin, encumbrándola como una de las mejores agentes comerciales de su sector». ¿Por qué las mujeres siempre tienen que pelear más fuerte y más duro, especialmente en los sectores laborales dominados por «piratas»?
Creo que aún existe, sobre todo en el ámbito empresarial, la falsa creencia en la falta de capacidad femenina para realizar cierto tipo de trabajos en igualdad con el hombre. Este mensaje es recogido, muchas veces, por las mujeres y les sirve de acicate para intentar ser mas reconocidos que los hombres. No obstante, esta tendencia está cambiando. El reconocimiento a la persona por la calidad de su trabajo o esfuerzo, sin importar el sexo de la misma, es una de las bases para que, entre todos, podamos construir una sociedad más igualitaria y justa. Desgraciadamente, siempre seguirán existiendo «piratas» que intenten denigrar a la mujer solo por el hecho de serlo, aunque lo único que hacen es ocultar su propia discapacidad mental.
– Junto a Abén Comissa, el gobernante o cadí de Malaqa, y el temible Ahmad Al-Tagrí, otros musulmanes son importantes a lo largo de la obra, como Alí Dordoux −«rico comerciante», perteneciente a la clase alta de la ciudad− , Mamad Al-Massufi −«imán de la Mezquita Mayor»−, Ammar Alhariz −«consejero principal del cadí»−, Ibrahim Zenete −«Jefe de Policía y comandante del ejército de Malaqa» o Banú Manssur −«alcalde de Malaqa». ¿Cómo lograste construir tan sólidamente estos personajes?
Alguno de estos personajes apareció en las crónicas de esa época, consultadas en los trabajos realizados por historiadores. Después de estudiar la estructura sociopolítica de la Málaga del siglo XV, establecí la jerarquía, que se relaciona en la novela, y doté a los personajes de una identidad creíble y adaptada a las circunstancias de esos tiempos. Quiero resaltar la figura histórica de Ahmad Al-Tagrí, por su importancia e influencia dentro del reino nazarí de Granada, conociendo por la mítica popularidad entre su pueblo y por los logros militares que protagonizó.
– La capital de la Costa del Sol es, por méritos históricos, un personaje más de la novela, tanto la Malaqa del pasado, como la Málaga del presente: «Desde la avenida de Andalucía, a lo lejos, puedo contemplar la esbeltez de la única torre de la Catedral de Málaga, y un poco más alejado, el monte Gibralfaro con los restos del castillo asomando por encima de los tejados de los edificios modernos de la ciudad». «Desde ese sitio, además de sentir la agradable brisa marina, podía otear la inmensidad del mar Mediterráneo, la hermosa Playa de la Misericordia con su nuevo paseo marítimo y la línea costera de la Bahía de Málaga». ¿Cómo describir la belleza de tu ciudad? ¿Qué pasado encantado guardaron las calles nominadas según los antiguos gremios que las habitaban, como las de los curtidores, orfebres, tejedores, olleros o tinajeros?
Como malagueño amante de mi ciudad, solo puedo hacer una descripción muy poco objetiva de la misma. La Málaga del presente combina, elegantemente, la grandiosidad de sus monumentos antiguos, como la Alcazaba, el castillo de Gibralfaro o la Catedral, con la modernidad de sus museos, el muelle uno y los paseos marítimos. El casco antiguo nos regala esa mezcla de olores y sabores con que la gastronomía malagueña inunda los sentidos de los afortunados que pasean por la calle Granada, la Plaza de la Merced o la calle Alcazabilla, donde sentados en las mesas del Pimpi, se puede disfrutar de una hermosa vista del Teatro Romano a las faldas de la Alcazaba. El cielo azul se mezcla con el color del mar y el aroma de los espetos de sardinas, mientras las cálidas aguas del mediterráneo invitan a refrescarse entre sus tímidas olas.
Por otro lado, hablar de la importancia que los gremios han tenido en la historia económica y cultural de las sociedades antiguas, es enumerar en mi ciudad el recuerdo que todavía existe de ellos en forma de nombre de las calles. Especería, Calderería, Ollerías o Peso de la Harina son ejemplos del pasado gremial de Málaga.
– El personaje de la arqueóloga Dolores Alcántara «nunca terminó de sorprenderse cuando descubrió la cantidad de paisanos que desconocían la rica cultura milenaria de la ciudad de Málaga». ¿Qué lugares o rincones se reservan u oculta Málaga para el turista común?
Málaga es una ciudad con casi tres mil años de historia. Por estas tierras han pasado todas las civilizaciones y cada una de ellas ha dejado una huella bien visible en su fisonomía, algunas poco conocidas para el público general. La búsqueda de los restos de la antigua muralla árabe nos conduce por calles estrechas y oscuras de la judería. La casa natal del pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso, los jardines de Puerta Oscura, la basílica de La Victoria, el convento de La Trinidad, la subida a Gibralfaro por la Coracha, el cementerio de los ingleses o el jardín botánico de La Concepción son lugares poco conocidos que encierran, entre sus muros, historias y leyendas.
– En una obra como Malaqa, no pudieron faltar las referencias a las copiosas comidas que se servían, en el siglo XV, en la corte nazarí: «Es costumbre de mi tierra que los comensales de una fiesta […] degusten todos los platos preparados por el anfitrión. En caso contrario, se tomaría como una afrenta. Por eso, […] se permite el vómito eventual para poder continuar con el ágape». Aunque pudiera parecer una práctica exagerada o de mal gusto, no es de extrañar teniendo en cuenta todo lo que se sirve en la mesa de una fiesta árabe: granadas, maruziya −«carne de cordero preparado con miel, cilantro, almendras, peras dulces y nueces»−, tortas llenas de piñones, nueces perfumadas en agua de rosas, alfajores, pestiños, pasteles de pasta de almendras y dátiles. […] muyabanat, torta caliente de queso fresco espolvoreada con canela y empanadas en miel». ¿Qué dice la gastronomía de un territorio o de un periodo histórico concreto? ¿Qué influencias gastronómicas han pervivido en la comida típica malagueña o andaluza?
Malaqa disfrutaba, en los tiempos previos a la Reconquista cristiana, de una importante tradición comercial y tenía una relevancia económica notable, que repercutía en todos los estamentos de una sociedad bien gestionada. Esto incide significativamente en muchos aspectos, entre ellos, en el de la gastronomía. Una región próspera disfruta de tener una gran diversidad de productos alimenticios que enriquecen la calidad de su variedad culinaria. La mayoría de los platos y postres que se enumeran en la novela se siguen cocinando en la actualidad, con algunas alteraciones en los ingredientes, debido al cambio de gustos que se producen entre generaciones. Málaga, hoy en día, se encuentra en los primeros puestos de las ciudades que ofrecen a los visitantes un servicio de restauración elegante y exquisito.
– ¿Qué influencias lingüísticas han quedado en el dialecto andaluz y en el nombre de ciudades como Marbella, Vélez Málaga, Granada o Gibraltar?
La inmensa mayoría de las ciudades y pueblos andaluces poseen, en su nomenclatura, alguna influencia lingüística de raíz musulmana. Además, durante los siglos de dominio islámico de la península, el castellano se fue construyendo con la absorción de palabras y vocablos árabes, cientos de ellos, que lo enriquecieron y que nos han dejado, en herencia, una riqueza lingüística sin paragón en el mundo entero. Andalucía, como último bastión andalusí, ha conservado, en su peculiar dialecto, todos estos términos con más fuerza que otras comunidades españolas.
– La novela está narrada en dos planos temporales, el del siglo XV y el del XXI, que se van alternando a lo largo de los veintidós capítulos y el epílogo que la componen. En el plano actual, «no era la primera vez, en los tiempos que corren, que un arquitecto se vio implicado en algún asunto de corrupción urbanística y este, además, trabajó para la Junta de Andalucía. El caso olía a podrido. Con toda seguridad, se habría metido dentro de la trama de alguna mafia de las que actuaran en la costa». ¿Podremos, algún día, desligar la política de la corrupción?
Eso desearíamos todos, pero, hasta el momento, el escándalo, en cuestiones de política, sigue ocupando un lugar destacado en los medios de comunicación. Mucho se ha escrito sobre la extrema facilidad que tenemos los españoles para corrompernos y, aunque nuestra historia está repleta de episodios negros al respecto, me resisto, o quiero resistirme a pensar, que el deshonor, que sufre la clase política española, dure eternamente. Tal vez, deberíamos fijarnos en países de nuestro entorno donde enseñan a su pueblo, desde la más tierna infancia, a rechazar ese tipo de actuaciones ya colaborar, de forma solidaria, al mantenimiento de las estructuras de su país.
– Esta narración en dos tiempos diferentes permite aunar Historia y magia: «Abrió la carpeta y volvió a repasar los documentos, los planos y los apuntes con las claves. Uno de los dibujos representaba las tres llaves de piedra. Sabía, a ciencia cierta, que, con dos, era suficiente para llegar hasta la fuente. La tercera estaría así, esperando desde hacía quinientos años, en el mismo sitio que la dejó, a reunirse con sus hermanas». ¿Cómo se conjuga lo verosímil con lo ficticio para que la trama sea creíble?
Soy de los que dicen que, en este mundo en que vivimos, la realidad muchas veces supera a la ficción. Creo de deberíamos poner ficción y magia en nuestra vida, sobre todo, para abstraernos de la cruda materialidad de la coexistencia humana que nos envuelve. En la novela, intento generar expectativas en el lector, mediante una magia creíble y posible. El género de la aventura te permite ese tipo de deslices que la imaginación humana puede hacer ver como algo natural y admisible.
– «Sin embargo, el tiempo lo cambia todo. Pueden estar seguros de ello. Los años hacen modificar las personalidades, trastornan los sentimientos, acaban con los sueños, desfiguran los valores personales y transforman a las personas». ¿Los seres humanos, las sociedades evolucionamos o involucionamos, por tanto?
El paso del tiempo trastorna personalidades y sentimientos. Las ideas y las formas de entender la vida de nuestra niñez o juventud cambian con respecto a las que tenemos en nuestra madurez, en la mayoría de los casos. Si a nivel individual ocurre esto, en las sociedades y en las civilizaciones ha pasado lo mismo a lo largo de la Historia. Evolución e involución van cogidas de la mano en este mundo nuestro. Solo tenemos que fijarnos en la transformación tecnológica que estamos viviendo. ¿Toda esta vorágine de información y conocimiento incidirá en la producción de la Humanidad algún tipo de revolución? Es posible, lo sabremos cuando esté a la orden del día, si es así. Echemos un vistazo a nuestra historia, tal vez encontremos respuestas.
– En tiempos de guerra, «el pueblo estaba perdiendo la fe en sus posibilidades y cundía, cada vez más, el desánimo y el miedo. Solo la rígida disciplina y la continua instigación de los sacerdotes servirían para evitar la deserción y la sublevación. La única noticia positiva consistía en el anuncio de un brote de peste entre las tropas sitiadoras, aunque bien sabía que eso solo valdría para retrasar un poco más el fin». Además, «en la vida todo gira alrededor de la riqueza, del oro. Todas las guerras se disputan por el poder del dinero y el que crea otra cosa se equivoca». ¿Tan poco hemos aprendido de la Historia para repetir, insistentemente, los mismos errores? ¿Es el miedo el aliado más poderoso de los que inician una guerra?
Ese gen maldito, culpable de que tengamos miedo de que nuestro vecino acabe con nuestra existencia, de realizar cualquier acción contra los de nuestra especie con el fin de sobrevivir, causante de asesinatos y guerras sin sentido, en fin, de mostrar lo más horrendo del ser humano, heredado de nuestros tiempos prehistóricos, aún se manifiesta de forma evidente en nuestros días. Somos incapaces de aprender de nuestros errores y seguimos enfrentándonos unos con otros por poder, riquezas, religión, territorios… ¡Que bonito sería tener un gen que se impusiera a todos los demás, priorizando el respeto tolerando todas las ideas, el aspecto físico, las tendencias emocionales, la religión!
– «Lo que no habían logrado los ejércitos cristianos, debilitados moralmente ante la fortaleza y tesón de los malaqueños, por la defensa de su patria, y personalmente, por la epidemia de peste que, inútilmente, intentaban sofocar, lo habían conseguido el hambre, la sed, la enfermedad y la maldad de sus propios compatriotas». ¿Cuál será el Apocalipsis definitivo que nos aguarde? ¿El amor al prójimo podría salvarnos?
Pienso que es difícil acertar sobre el futuro de la Humanidad, sin embargo, mi opinión al respecto es que, en los próximos siglos, se producirá un descenso de la población del planeta, lo que procurará un mejor aprovechamiento y distribución de los recursos. Eso determinará, además, una disminución de los enfrentamientos entre pueblos, que traerá consigo una comprensión distinta de la condición humana. ¡Ojalá sea así!
– Uno de los personajes, al final de la novela, se da cuenta de «la situación patética en que se encontró. No tenía ninguna posibilidad de salir de allí por sus medios y no existía esperanza de recibir ayuda». ¿La inmortalidad sería más un castigo que una salvación para los seres humanos?
Con la mentalidad humana de la actualidad, la inmortalidad terminaría por ser un tormento emocional para su poseedor. Imaginemos que cada cierto tiempo, por el hecho de preservar su calidad o privilegio ante los demás mortales, se tendrá que cambiar de identidad cada pocos años, con lo cual no se podría tener una estabilidad familiar ni emocional. Una persona acuciada por la soledad de no tener vínculos personales con ningún semejante es un ente vacío, sin alma, y creo que acabaría odiando su condición. La literatura futurista y las revistas científicas nos informan de la posibilidad de que, en un futuro, la raza humana pueda alcanzar la inmortalidad. Si esto ocurre, sería una condición que enriquecerá al ser humano, dotándonos de unas capacidades inimaginables.
– ¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?
Aparte de algunos relatos cortos con los que tengo intención de participar en concursos literarios, estoy sumergido en la creación de mi segunda novela. Se trata de una narración autobiográfica de un personaje anónimo, como cualquiera de nosotros, que cuenta su vida, desde comienzos de la guerra civil española y hasta su muerte, en la ciudad de Málaga y otros entornos, a lo largo de la geografía mundial. Es una historia de amor a lo largo del tiempo que describe las pasiones, que una relación puede fabricar, y las consecuencias que todo ello trae consigo.
Estimados lectores , «como les indicaba, a lo largo de mi vida he detentando varios nombres que me han servido para cambiar de identidad cada vez que lo necesitaba. El verdadero, cuando lo conozcan, no les dirá nada, pero no sé otra forma de comenzar mi historia. Espero que, cuando termine el relato, entiendan el porqué de la situación en que nos encontramos». Para ello, les recomendamos descubrir la trama de MALAQA. Una huella del pasado , de Juan Antonio Lopera.
– MALAQA. Una huella del pasado . Juan Antonio Lopera. 2021. 406 páginas.