«Leer es abandonarse al mundo del otro y El árbol de los sueños es el resultado de mis andanzas por este mundo inagotable».
«Mi madre solía decirnos que en la vida abunda esa sustancia inasible que constituye la felicidad y que lo único que hace falta para encontrarla es enfrentarse a las cosas muertas que la deshonran». Así comienza la novela El árbol de los sueños (2021), del novelista y ensayista vallisoletano Gustavo Martín Garzo, fundador de las revistas literarias Un ángel más y El signo del gorrión ; y autor, entre otras, de las novelas Donde no estás (2015), No hay amor en la muerte (2017), La ofrenda (2018) y La rama que no existe (2019). Además, algunas de sus obras han sido galardonadas con diversos premios, comoEl lenguaje de las fuentes (1993. Premio Nacional de Narrativa), Marea oculta (1993. Premio Miguel Delibes), Las historias de Marta y Fernando (1999. Premio Nadal), Tres cuentos de hadas (2004. Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil), El jardín dorado (2008. Premio de las Letras de Castilla y León), Mi querida Eva (2008. Premio Mandarache) y Tan cerca del aire (2010. Premio Torrevieja de Novela). Con Y que se duerma el mar (2012) y Una miga de pan (2000) fueron finalistas del Premio de la Crítica de Castilla y León y del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, respectivamente.
Su incesante producción literaria se completa con álbumes ilustrados: Dulcinea y los caballeros dormidos (2005), Un regalo del cielo (2007) y El pacto del bosque (2010); y ensayos como los títulos El pozo del alma (1995), El libro de los encargos (2003), La calle del paraíso (2006) y Sesión continua (2008). Sus obras se han convertido al francés, griego, danés, italiano, portugués y alemán.
La tinta acudió a la presentación de su última novela publicada El árbol de los sueños , en un día lluvioso del otoño leonés…
– ¿Qué perdura todavía en el escritor que publicó su primera novela, Luz no usada , en 1986? ¿Cómo ha evolucionado tu escritura a lo largo de tu extensísima producción literaria?
No lo sé, nunca él sabía qué libros escribir, ni si interesan o no a alguien. Los hombres religiosos hablan de esos dones que, en momentos privilegiados, los hombres reciben de Dios. Hoy no creo en ningún dios, pero la idea de que existe algo parecido a la gracia me sigue pareciendo necesaria. La gracia habla de la vida como algo que recibimos, que tenemos que cuidar y que nunca entenderemos. El más grande de los misterios. Es de esto de lo que he querido hablar al escribir mis libros.
– Tus obras se caracterizan por las referencias constantes a temas mitológicos, bíblicos, leyendas y cuentos tradicionales. ¿Por qué crees que es tan importante recordar el pasado, conocer la tradición?
José María Merino dice que no es el hombre que creó la ficción, sino que es esta la que nos hace humanos. En los relatos del mundo del mito, en las leyendas y los cuentos eternos está la fundación de lo humano. Sin ellos, nuestra propia vida nos sería desconocida.
– «Las mujeres siempre estamos solas, solía decir mi madre». ¿Por qué el universo femenino es también una fuente de inspiración constante en tu escritura?
De todos mis libros, uno de mis preferidos es El jardín dorado . Habla del minotauro, de su infancia. Es un proyecto muy antiguo, que tiene que ver con mi fascinación por este personaje central de nuestra cultura. Una criatura doble, que participa a la vez del mundo de la razón y del mundo de lo instintivo, que habla de lo más oscuro, pero también de la inocencia y del deseo. En esta novela, es Ariadna, su hermana, la que nos cuenta su historia. Lo hace en nombre del amor. Solamente el amor pone en nuestros labios las verdaderas palabras y Ariadna vive para el amor. El mundo masculino es el mundo de la identidad; el de lo femenino es el de la heterogeneidad.Los hombres quieren poseer, las mujeres, hacer hablar a las cosas. Eso es la para mí la literatura: la posibilidad de que la vida se transforme en palabras.
– En El árbol de los sueños , «una madre cuenta historias a sus dos hijos cada noche. Son historias que ha ido escuchando a lo largo de sus viajes, ya que a pesar de su juventud ha recorrido gran parte del mundo». Cuéntanos cómo surgió la trama y el espacio principal en el que transcurre la novela, el lugar o los lugares desde donde nacen los sueños de quien hila su propia historia con las historias recogidas en los diferentes relatos, en ese León donde hay «un hotel situado no lejos de la catedral, el hotel La Leonesa».
El hecho de situar en León la novela es un pequeño homenaje a mi madre. Ella nació y vivió en León hasta que se hizo, y su familia tenía un hotel que se llamaba así: Hotel La Leonesa. Fui muchas veces con ella a ese hotel, cuando era un niño. Mi madre no fue tan viajera como la protagonista del libro, ni tuvo nunca esa habitación para ella sola que esta tenía. Lo que une a las dos es que también ella nos contaba historias llenas de fantasía a la hora de acostarnos.
– ¿Qué relato incluido en la novela te evoca más tu infancia? ¿Y con cuál te sigues identificando un día de hoy?
En una de las historias de El árbol de los sueños , una mujer rica le pide a una anciana que le dé en adopción a su nieta, pues vive fascinada por su belleza. La anciana se niega a hacerlo, y ella le reprocha, enfurecida, que está engañando a la niña con sus fantasías. «Solo le cuentas cosas que no son verdad», le dice. «¿Y qué si no son verdad?» −contesta la anciana. «¿Sabe acaso la verdad lo que quiere el amor?». Esa por el amor, aun a costa de la verdad, es la apuesta de la literatura.
– «El que ama, decían los árabes, muere para sí, y si no es amado, es decir, si no vive, en el ser amado, muere dos veces». ¿Llegaremos algún día a comprender la complejidad que encierra el sentimiento del amor? ¿Por qué?
Os respondo con el título de un libro de Raymond Carver: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? (1981). Hace unos meses, en la radio, una periodista y una escritora joven hablaron la historia de Otelo y Desdémona para afirmar, entre risas, que si hubieran sido una pareja abierta, su final no hubiera sido el que fue. Pero ¿es cierto eso?, ¿con los nuevos usos amorosos, desaparecerán los celos, la tristeza cuando somos abandonados, la oscuridad de la sexualidad? No lo creo. El sexo nunca podrá transformarse en un juego banal, ya que nos vincula con cuanto de no dicho hay en cada uno de nosotros, habla de un cuerpo escondido, de esa vida antes del lenguaje −la vida de la naturaleza, animal−, que se reencuentra en el amor y en los sueños.El amor es la irrupción de lo maravilloso en nuestra vida, ¿cómo se puede controlar algo así?
– «Hay tres formas de relacionarnos con el mundo» −dice Namir, uno de los personajes de la novela, de origen jordano: «Están los que quieren entenderlo, como los filósofos y los científicos; los que se empeñan en transformarlo, como los ingenieros y los revolucionarios; y por último los que se conforman con hablar con él, que era lo que hacían los amantes y los niños». ¿Cuál cree que sería la relación soñada para habitar este mundo?
La tercera, sin duda. Y sí, es la forma que tienen los niños de relacionarse con las cosas. Me temo que no les damos la suficiente importancia. Pero los niños son los médiums de la realidad; nos ponen en contacto con zonas olvidadas de nosotros mismos.
– En la novela también se reflexiona acerca de la relación materno-filial. Quien nos cuenta la historia afirma: «Me dan pena los padres, todos los padres del mundo, que en el mejor de los casos están condenados a ver cómo sus hijos se envejecen y pierden su belleza»; y se pregunta: «¿Todas las madres terminaron odiando a sus hijos por haberles impedido vivir la vida que secretamente habían anhelado?». ¿Los personajes de la novela se encuentran, a lo largo de sus vidas, las respuestas que buscan? ¿Por qué?
La primera fascinación del ser humano es, sin duda, el rostro de la madre. Ese rostro que aparece flotando sobre la cuna, en la penumbra del cuarto, y que va asociado, en el pensamiento del bebé, a todas las cosas buenas de la vida (el alimento, las caricias, el calor), es el modelo de todas las fascinaciones futuras. Pero la madre no siente algo diferente al contemplar a su niño. Para una mujer, su recién nacido es un milagro que no deja asombrarla, aunque comprende inmediatamente que tiene que ocuparse de él y que le espera una tarea absorbente y ardua, si quiere transformarle en un pequeño ser humano. No hay una relación más compleja y decisiva que esa, más expuesta a todo tipo de conflictos. Hagamos lo que hagamos, la vida siempre nos decepcionará.
– Pier Paolo Pasolini fue un escritor, poeta y director de cine italiano, distinguido, además, como actor, periodista, filósofo, novelista, dramaturgo, pintor y figura política. Considerado un personaje controvertido en Italia, debido a su estilo contundente y la temática sexual de algunos de sus trabajos, nadie duda de que se convirtió en una figura destacada de la literatura y de las artes cinematográficas europeas. Su asesinato, cuyas circunstancias aún siguen siendo objeto de debate, probablemente una gran conmoción en Italia y en el resto del mundo. ¿Por qué ha querido rendirle un homenaje en El árbol de los sueños ?
Pasolini amaba profundamente Las mil y una noches , con cuyas historias hizo una película inolvidable. Narrar es poner orden en la locura y en el sinsentido del mundo; es crear un espacio libre de angustia. Cuando un adulto le cuenta cuentos a un niño, le está salvando de la noche, de la oscuridad, del miedo a ser abandonado y, a la vez, le está entregando un espacio de libertad y aventura. «La literatura −dice Aaron Appelfeld− lleva en su interior todos los elementos de la fe: la seriedad, la interiorización, la melodía y el contacto con los contenidos ocultos del alma».
– El hilo rojo del destino es una creencia, presente en las mitologías china y japonesa, según la cual los dioses atan un cordón rojo invisible alrededor del tobillo o del dedo meñique de los que han de conocerse o ayudarse, de una determinada manera, en un momento concreto. Así, las dos personas unidas por ese hilo rojo están destinadas a ser queridas entre sí y, por ello, este hilo rojo mágico se puede estirar o enredar, pero nunca romperse. ¿Qué es o qué representa para ti, en cambio, «El hilo azul» al que haces referencia en la novela?
El hilo azul es el hilo de la escritura, que se confunde con aquel que Ariadna le entregó a Teseo, para que pudiera abandonar el laberinto. No es distinto a ese hilo rojo del que habla la leyenda que citais. El hilo azul nos enseña que no debemos mantener separado el mundo real de la fantasía. La realidad necesita de la fantasía para volverse deseable; la fantasia necesita de lo real para poderse compartir con los demas.
– En la contraportada de la novela, se afirma que su estructura «remite a ese libro de los libros que es Las mil y una noches . El libro que todos los narradores han soñado con escribir alguna vez», un libro donde se nos dice que «la verdad no se encuentra en un solo sueño, sino en muchos sueños». ¿Esta novela ha sido un gran reto, exitosamente superado, en tu prolongada carrera literaria? ¿Por qué?
Estamos olvidando el maravilloso mundo del relato y creo que hacemos mal. Los relatos son mucho más importantes que las novelas. Las novelas hablan de lo que somos, los relatos, de los que nos falta. Y, al hacerlo, nos entregan una segunda vida, esa vida que, tal vez, no pudimos o no nos atrevimos a vivir. Eso he querido hacer con El árbol de los sueños : recuperar esa vieja magia que hay en el arte de contar. Un personaje de William Faulkner dijo que nunca renunciaría al loco mundo que conocemos, a pesar de su infinita tristeza. Y esa ha sido mi sola búsqueda al escribir este libro: celebrar la locura y la belleza del mundo.
– «Esto es todo lo que recuerdo. De lo otro, nada sé» ¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?
Estoy escribiendo otra novela, pero aún es pronto para hablar de ella. Este libro me ha dejado exhausto, pero no puedo dejar de escribir, no hay nada que me guste más. Escribir es despertar cosas que están dormidas, te ofrece un espacio de maravillosa libertad. «Cuanto más lejos vayas, más cerca estarás de tu casa», afirmó el escritor escocés George Macdonald, dando a entender que cuentos y sueños se confunden.
Agradecemos a Gustavo Martín Garzo, desde esta tierra que tanto lo admiramos, la posibilidad de hacernos «volar», desde El árbol de los sueños, por mitos, tradiciones y cuentos, por remitirnos a tantísimos relatos que leemos, diariamente, con nuestros alumnos.
– El árbol de los sueños. Gustavo Martín Garzo. Barcelona. Galaxia Gutenberg. 2021. 484 páginas.