«El lunes, sobre las diez de la mañana, la llamaré a ese teléfono para decirle el lugar donde haremos el intercambio. debe venir sola y sin su móvil, solo con el dinero».
Eva Zamora es una escritora prolífica y cercana con sus lectores, a los que dedica sus libros deseando que el suspense los mantenga en vilo y los conduzca a un final impactante. Su anhelo no defrauda. La tinta entre tus dedos tuvo la suerte de conocer a la escritora en la pasada Feria del Libro de Madrid, junto a su editor, Alberto Santos, de Imágica Ediciones, quien también nos aseveró la calidad literaria de la autora, de la que nos alcanzó su extensa e intensa novela No mientas (2020).
Nada más empezar a leer la trama del libro, nos damos cuenta de que a Eva Zamora le encantan el thriller y la literatura romántica; para ella, el amor, en cualquiera de sus manifestaciones, «es fundamental e imprescindible en nuestras vidas, por eso no se aleja de la sensibilidad ni de la exploración de los sentimientos ya la vez hace de estos una intriga apasionante», como se observa en otras novelas de la escritora: La esencia de mi vida (2014), Todo por Daniel (2015), Perdida en mi desconfianza (2016), Lo que oculta la verdad (2017), Amor con vistas al mar (2018), La venganza no prescribe (2019), Víctima de traición(2021) y El angelical rostro del mal (2021). No mientas es «su novela más ambiciosa», «una obra coral elaborada que no solo lleva la intriga hasta el máximo nivel, sino que sumerge al lector en una intensa trama emocional que gira en torno a los secretos inconfesables que todos escondemos en lo más profundo del alma».
– Eva, «la razón se compone de verdades que hay que decir y verdades que hay que llamar» es una cita del escritor Antoine de Rivarol, que incluye al inicio de tu novela. ¿Cuáles son las verdades que es mejor callarse? En consecuencia, ¿acaso se vive más feliz o más seguro en la mentira? ¿También las mentiras «más piadosas devoran las entrañas»?
Hay ocasiones, o momentos excepcionales, en los que no es que sea mejor callarse la verdad, sino que para no dañar es casi necesario hacerlo, tal vez por lo mismo que planteáis en la segunda pregunta, es decir, porque desconociendo la verdad esas personas van a vivir mas felices. No quiero decir con esto que esté bien mentir, pero, a veces, las situaciones no son tan sencillas. En ocasiones, es mejor omitir que mentir, aunque de algún modo estemos mintiendo igualmente. Otras veces es necesaria una mentira piadosa, pero, de ser descubierta, desde luego que devorará las entrañas, porque sumaremos un engaño más a la mentira inicial que hemos creado. La verdad y la mentira son iguales de complejas, pero, en mi opinión, siempre hay que encarar la verdad.
– «El desconocimiento es el germen de la incertidumbre, el peor mal que una persona puede sufrir. Porque la incertidumbre es tóxica, envenena la sangre, corroe progresivamente, debilita el optimismo y destroza el corazón». ¿También se vive mejor en la ignorancia?
Este es otro tema distinto, aunque, dependiendo de a qué nos refiramos, a veces, se vive mucho mejor en la ignorancia. Por ejemplo, si nos centramos en el panorama actual del mundo, del país, de la vida, etc., un exceso de información puede angustiarnos, igual que si escuchamos el parecer de unos frente a de otros. Si hablamos de relaciones, de afectos, de situaciones o de sentimientos, que nos atañen a nivel individual, la ignorancia se calibra de otro modo, pues, tal y como dice el fragmento de la novela: «el desconocimiento es el peor mal que una persona puede sufrir».
– «Mentir era un arte y no todos sabían hacerlo bien, aunque se creyeran capacitados para faltar a la verdad. Había que tener un don especial para elaborar una mentira sólida, sin fisuras, que no generase dudas, que terminase convirtiéndose en verdad». ¿Para mentir hay que tener mucha memoria? ¿Es defendible la mentira, en algunos casos concretos? ¿Por qué o con qué propósito mentimos diariamente?
Por supuesto, para mentir bien se debe tener buena memoria; de lo contrario, incurriendo en contradicciones e inexactitudes, te pillarán. Pero creo que la mentira nunca es defendible; en casos muy concretos puede ser comprensible, pero ni se puede justificar ni se debe defender.
En cuanto a con qué propósito mentimos diariamente, la verdad es que no sé bien a qué se debe, pero casi todos lo hacemos. Quizá para que no nos entretengan, para liberarnos de trabajo, para obtener un provecho… Las excusas muchas veces son grandes mentiras.
– Uno de los personajes de No mientas llega, incluso, a preguntarse qué hacer si la verdad no le gusta o si no es capaz de soportarla: «Ese es el quid de la cuestión, no poder tolerarla. Quizá por eso nunca presionó más de lo debido, por si la verdad era demasiado para él». ¿Por qué puede resultar tan peligroso la verdad y por qué, en ocasiones, le tenemos tanto pavor?
dependiendo de a qué verdades nos enfrentemos, la valentía debe hacer gala de presencia. Son muchas las ocasiones en las que nos falta valor para descubrir ciertas cuestiones, sobre todo las que tienen que ver con temas emocionales, pues nos asustan demasiado. Tememos sufrir, algo muy humano. Tememos destapar cuando intuimos que no podemos gustarnos lo que encontremos. Tememos enfrentar una verdad que igual nos destroza. Es en situaciones así cuando algunas personas deciden vivir ignorantes de la verdad y crear o construir su verdad, con la que son capaces de seguir adelante.
– Sin minutos es una novela coral, en la que sus personajes tienen secretos que prefieren ocultar, aunque con ellos arrastren un peso emocional imposible de similar. Así, por ejemplo, una de las protagonistas, la encargada de investigar las extrañas desapariciones sucedidas en Newhaven, es Alison Wood, «Licenciada en psicología y criminología», que trabaja en Scotland Yard, de la que tempranamente se nos dice que «se había acostumbrado a esos momentos cuyo fin era estrellarse con una violencia estrepitosa. Porque alguien tenía que ser el responsable de ese error, y solo podía ser ella, y ella debía infligirse un castigo ejemplar para no volver a fallar. Como siempre, la detective y la persona acababan gravemente magulladas por la culpa».A pesar de que «todo el mundo decía que no era bueno vivir anclado en el pasado», a Alison «su pasado le gustaba más que el presente […], le gustaba torturarse con esos recuerdos, esperaba que se lo merecía». ¿Cómo se sobrevive a la culpa, al castigo autoimpuesto, a la tortura emocional en forma de malos recuerdos pasados, que impiden avanzar en el presente?
A la culpa creo que es imposible sobrevivir, o te libras de ella o te arrastra. Tampoco se debe vivir anclado al pasado, porque este es un tiempo que ya no podemos cambiar. La mente, en ese sentido, es compleja y, en mi opinión, se alimenta de lo que le generes: si la torturas, te machacará y te hará su esclavo. En cambio, si le alivias la carga, te aligerará de peso.
– De la detective Alison Wood, por lo tanto, «nadie más debía conocer su talón de Aquiles, descubrirlo podría ponerla en peligro en su trabajo. No con sus compañeros, ellos la aceptarán dura, sin puntos vulnerables. Creían que su color favorito era el negro, no suponían que vestía los trajes chaqueta de ese color para que eventual a juego con el que envolvía su alma». ¿Durante cuánto tiempo se puede vivir de las apariencias? ¿Por qué vivir de ellas entonces?
Creo firmemente que las apariencias tienen fecha de caducidad. No dejan de ser una mentira más y la gran mayoría de mentiras no son perennes. Por lo tanto, de las apariencias se puede vivir poco tiempo, porque, por mucho que trata de alargarlo, la verdad terminará cayendo por su propio peso.
¿Por qué hay gente que se empeña en vivir aparentando? No tengo ni idea. Para mí es uno más de los enigmas de la humanidad.
– Alison Wood, «sencillamente, vivía o, mejor dicho, sobrevivía. Y subsistía por un motivo, para servir a Scotland Yard. Porque ayudar a otras personas, luchar contra la maldad y ganar la batalla en bastantes ocasiones le insuflaba el aliento y le daba el empuje justo y necesario para continuar en este mundo». ¿Se puede, única y diariamente, sobrevivir, que no vivir, la vida? ¿Es el trabajo una buena válvula de escape para ello?
Hay gente que sobrevive, o que subsiste, pero eso no es vivir. En cuanto a la segunda cuestión, una cosa es hacer de una ocupación una vía de escape y otra distinta aferrarte a una ocupación para poder seguir viviendo. En el caso de Alison, el trabajo la ancla a la vida porque ella lo ha decidido así. Tiene más apoyos en los que sujetarse, claro ejemplo es Andrew. Él siempre está cerca de Alison, es otro amarre, uno que ella no quiere perder, pero, a la vez, lo aparta. Para Alison, elegir entre uno u otro es otra forma de macharse psicológicamente, de castigarse.
– El exmarido de Alison, Andrew Stone, la sigue amando, a pesar de sus desplantes. Tras un hecho luctuoso, sucedió hace pocos años, la situación que vive en la actualidad «lo obligó a fijarse más en los detalles y lo llevó a comprobar que la boca podía mentir y engañaba si quería, pero los ojos no tenían esa capacidad». ¿Qué percibimos a través de la mirada de alguien, que no notamos en sus palabras?
Como bien dice Andrew, los ojos reflejan nuestro estado emocional. Podemos mentir diciendo a los demás que estamos bien, que no nos pasa nada, pero los ojos reflejan nuestro verdadero estado. Me mucho fijo en la mirada de la gente y os puedo asegurar que los ojos no tienen la misma capacidad de mentir. El brillo de la felicidad no puede emularse.
– Alison y Andrew se divorciaron hace algo más de tres años, pero ella, «a día de hoy, no había dejado de quererlo, aunque seguía creyendo que él se merecía algo mejor. Ella no era buena persona, solo buena policía. Andrew se merecía mucho más y no sería ella quien le privara de encontrarlo». ¿Cómo se sana una del síndrome de la impostora?
Cuando se duda de sí mismo se desarrolla una especie de vergüenza que impide hablar del problema con los demás. Se entra en un bucle del que cuesta salir. Se origina el miedo. Miedo al fracaso, a que descubran tus secretos, tus carencias… Es un miedo que paraliza y que roba la confianza, que nos hace sentirnos impostores. ¿Puede superarse? Creo que se puede lograr a base de trabajar la autoestima, de alimentar a la mente de síes: «sí puedo, sí valgo, sí soy capaz, sí estoy a la altura» … De nuevo, el importante papel de la mente en nuestra vida para atormentarnos o para aliviarnos. Como no puede superarse nada es huir.Huir o eludir suele ser más fácil que hacer frente, pero ni es la solución ni es la salida, y tarde o temprano nos daremos cuenta. A Alison le costó lo suyo, pero al final comprendió lo mucho que se había equivocado. ¿Estaba a tiempo de rectificar? Esa es otra pregunta.
– «La desesperación es una mala consejera, impide pensar y despierta las ganas de actuar». Una serie de malas decisiones pasadas, fruto de los avatares de una vida tortuosa, parece guiar el desafortunado proceder de Lily Williams, a la hora de afrontar la desaparición de su hijo, Tommy. ¿Cómo ha logrado crear una trama tan bien conectada entre el pasado y el presente de los personajes, mostrando tan vívidamente sus desesperaciones?
Para organizar este tipo de tramas, con saltos temporales, suelo crear un eje cronológico, que me ayuda bastante. Siendo sincera, ese tipo de saltos, del presente al pasado, lo que conocemos como flashbacks o analepsis, me resulta más sencillos de crear personajes que los saltos temporales hacia un tiempo venidero, lo que llamamos flashforwards o prolepsis, es decir, trabajar a los en el presente y, a la vez, en un futuro cercano. Porque cuando tratamos con flashbacks , el personaje del pasado ya cuenta con la carga emocional en el presente, pero cuando lo hacemos con flashforwards , el personaje del presente no está cargado con la misma mochila emocional que el futuro.Y en cuanto a que los personajes muestren de forma tan real sus angustias, creo que tratar con las emociones y los sentimientos siempre se me ha dado bien, y eso hace que mis personajes los manifiesten con facilidad y soltura.
– Otra de las citas que incluye en la novela es la siguiente: «Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio», de Leonardo Da Vinci. ¿En qué situaciones o momentos el juicio nos nubla la mente? Si ni siquiera podemos confiar en nosotros mismos, ¿qué nos queda?
El juicio no es siempre un estado de sana razón, en ocasiones, se ofusca erróneamente sin ni siquiera ser consciente. Esa confusión mental suele darse cuenta con frecuencia influenciado por el amor, el desamor, la envidia, el odio y la venganza. Ese tipo de sentimientos son los que nos pueden provocar emociones que terminen confundiéndonos.
Por temeroso que parezca, no siempre podemos confiar en nosotros mismos, pues no podemos asegurar cómo vamos a responder ante determinadas situaciones hasta vernos en ellas.
– La novela ofrece magníficas descripciones de las ciudades de Newhaven, Glasgow y Londres: «El otoño había caído sobre Londres como una pesada manta. Lluvia, frío, ventisca… El tiempo comenzaba a ser desagradable, los cambios bruscos y las tormentas frecuentes» se suceden, entre finales de septiembre y principios de octubre, acompañando los extraños sucesos que rodean a Lily Williams y su familia, que viven en Newhaven , en una casa con vistas impresionantes de la playa ya «la erosiónada piedra del acantilado, mordisqueada por el tiempo, y luego el mar, contemplando la fuerza con que las olas rompían y cómo lamían en un vaivén continuo la arena al llegar a la orilla ». ¿Por qué decidiste localizar la trama de No mientas en Inglaterra?
Suelo ubicar mis novelas en lugares que conozco o en los que me gustaría visitar, y los acantilados de la costa inglesa son uno de esos lugares que espero visitar en un futuro. Disfruto mucho con el trabajo previo de documentación. Me empapo tanto y tan detalladamente, pues me adentro hasta en los mapas urbanos, y callejeo tanto para ubicar a los personajes, que cuando acabo la novela tengo la sensación de que podría ejercer de guía del lugar.
– «Todo el mundo tiene familia […] Y todo el mundo la pierde con el tiempo, unos antes que otros». ¿Por qué todas las familias acaban pareciéndose? ¿La familia puede ser un pesado lastre?
Aunque puede haber puntos en común entre unas y otras, no creo que todas las familias acaben pareciéndose. Lo que es cierto es que la familia nos viene dada de nacimiento, no la elegimos, y, en ocasiones, cuando hay desencuentros, sí puede llegar a ser un lastre.
– El jefe de policía de Newhaven, Charlie Rider, recuerda que, siendo adolescente, tuvo que huir de su localidad natal, algo que le ocurrió un profundo dolor, que se alojó en sus entrañas, «una bola de odio, si bien él no fue consciente hasta muchos años después, cuando, una noche, el lacerante recuerdo le emborronó la razón y le hizo descubrir que cobijaba a un monstruo en su interior». ¿Todos albergamos un monstruo en nuestro interior? ¿Cómo le mantenemos dormido?
Opino que hasta la persona más sensata puede albergar un monstruo en su interior. Eso sí, esa bestia solo se desata en caso de hacer daño a sus seres más queridos, en un momento determinado, en una situación específica, guiada por un sentimiento de protección y por el instinto de supervivencia, nada más. Por eso, el resto del tiempo está en letargo, tan adormecido que cree que no existe.
– Charlie aprendió a vivir con su «vergonzoso secreto […], el que le daba miedo recordar, el que en ese instante de vulnerabilidad no soportaría traer a la memoria. Un secreto que nadie pudo descubrir». ¿Por qué son tan peligrosos los secretos? ¿Cómo se puede mantener un secreto compartido con alguien más en el tiempo, si como dijo Benjamin Franklin, solamente «tres personas pueden guardar un secreto, si dos de ellas están muertas»?
Los secretos son peligrosos porque para esconderlos se suelen tapar con muchas mentiras. Y un secreto deja de serlo en cuanto se comparte, porque el secreto es una cosa que se tiene reservada de forma cuidadosa y únicamente está a salvo sabiéndolo el que lo oculta. En cuanto otro más lo conoce, en mi opinión, empieza a ser un secreto a voces.
– ¿En qué momentos o situaciones nuestra mente se «suspende», para «impedir que el dolor soportado no devaste la cordura»?
Cuando nuestra mente se enfrenta a situaciones demasiado traumáticas y estresantes suele bloquearse. Es un mecanismo de defensa que, a veces, puede adentrarnos en un estado de semiinconsciencia o, al menos, eso dicen los expertos.
– En la novela, Sarah y Zoe Stewart son dos hermanas gemelas que se disputan el amor de su padre Archie, como si no hubiera sitio para ambas en el corazón de su progenitor. Desde niñas, mantienen una relación sinuosa, que empeora cuando son adultas: «Sarah, furibunda, se lanzó a por Zoe y ambas cayeron con brusquedad al suelo. […] Las hermanas lograron luchar entre sí como dos animales furiosos, fieros, rabiosos. Sarah sobre Zoe, Zoe sobre Sarah. Puñetazos, patadas, mordiscos, tirones de pelo… Todo valía, no había reglas, era una pelea a vida o muerte». ¿Ha querido retratar la típica relación cainita? ¿Cómo se sobrelleva la envidia cuando una hermana la siente por otra?
No me lo planteé así, aunque visto de ese modo también lo parece. Siempre se nos muestra la union tan especial que hay entre gemelos y quise darle la vuelta.
En cuanto a la envidia, creo que nadie puede sobrellevarla es uno de los peores sentimientos porque existen. Vivir envidiando a los demás es vivir sin disfrutar de la vida, estado pendiente de la del resto, consumido por lo que se desea y no se consigue. Entre hermanos aún debe de ser más horroroso padecerla.
– Sin duda, la relación entre Sarah y Zoe parece haber estado «nutrida de celos, envidias y reproches, ingredientes de difícil disolución y pesada digestión». Ante esto, ¿lo más aconsejable es huir una de la otra? ¿Se puede recomponer lo roto en una relación fraternal, amorosa, de amistad…, cuando hay tanto dolor y traición por el medio?
No sé si es lo más aconsejable, pero creo que separarse sería lo más beneficioso para ambas.
Desde mi punto de vista, en una relación tan viciada y truculenta dudo mucho que se puede recomponer algo, pues todo está destrozado. Por mucho amor que se intente poner siempre habrá un momento en el que el reproche aceche, y nunca se puede rehacer echándose cosas en cara.
– Los personajes de la obra se encuentran unidos por diferentes lazos afectivos, más o menos intensos, más o menos caducos: «La atracción, que se basa en algo químico y por lo tanto pasajero, sí es inmediata pero el amor es un estado afectivo , una sensación de apego y pasión, una entrega; lo que de verdad perdura». Toda una declaración de intenciones, ¿no? ¿En el amor no caben las traiciones, por lo tanto?
Seguramente que ningún amor esté libre de traiciones, pero es precisamente la traición la que mata al amor. Ese tipo de laceración no debería tener cabida en algo tan puro y honesto como es la entrega.
– En el doble juego que parecen llevar los personajes de la novela, el de las apariencias y el de las mentiras, hay alguno que reconoce que «últimamente se le dio de lujo mentir, se había convertido en una experta. Al principio le costó, pero a las mentiras, al igual que al vino, solo era cuestión de cogerle el gusto». Se necesita un poco de humor para sobrellevar tanta traición, ¿no?
Es obvio que en una historia tan dura como No mientas tenía que haber cabida para la ironía y el sarcasmo.
– «Tras la borrachera emocional llegó la resaca cerebral, el momento de tomar decisiones trascendentales para ambos». ¿Cómo erraremos menos a la hora de tomar decisiones: actuar con la razón o con el corazón?
Sin duda alguna, la razón es más fría y cerebral que el corazón. Seguro que erramos menos calculando las consecuencias de nuestras decisiones que dejándonos arrastrar por los sentimientos. Otra cosa es que sigamos ese orden.
– «La confianza era un bien en peligro de extinción, un legado de esperanza que la humanidad se había encargado de ir destruyendo y ya nadie era capaz de fiarse de nadie. No se podía creer en la buena fe ajena porque no existía. Todo el mundo se movía por un interés, por desgracia». ¿Qué hacemos con tanto egoísmo, con las personas deseadas para lograr un fin?
El egoísmo y el individualismo son grandes gérmenes en la sociedad actual. Creo que un modo de combatirlos estaría poniendo en valor la empatía, que está en peligro de extinción. Así, calzándonos con más frecuencia en los zapatos del otro, seguro que nuestra perspectiva cambió.
– «La sociedad era cruel, había podido comprobarlo, así que no tenía piedad con la sociedad». ¿Cómo gestionamos la maldad que nos rodea?
Manejarla es una ardua tarea con la que tenemos que lidiar a diario. Opino que la mejor arma para combatirla es educar en valores, que se han perdido casi todos.
– «Hay muchos pecados y cada uno da origen a otros vicios, y ninguno estamos libres de incumplir alguno de ellos, o bastantes. Pecar es algo muy humano». ¿Todavía se sigue relacionando el pecado con el vicio?
En la mayoría de los casos, así es. El vicio se sigue relacionando con algo apartado de lo recto, de lo justo y de lo debido.
– «Se mezclaría entre la gente y los periodistas, se colocaría cerca de una de esas furgonetas y nadie repararía en su presencia. Serie testigo directo de su triunfo». ¿Un criminal siempre vuelve al lugar del crimen? «Mentalmente se aplaudió y se laureó». ¿Son los criminales narcisistas los más peligrosos para la sociedad?
Me baso en las experiencias y en lo que dicen los policías, esto es, en el hecho de que los criminales suelen volver al lugar del delito para recrear el crimen.
El comportamiento narcisista ya es peligroso de por sí, más aún si le sumamos un comportamiento asesino. Por supuesto que este tipo de criminales son muy peligrosos, suelen ser psicópatas.
– «Lo más misterioso en un secuestro era identificar al secuestrador y descubrir dónde se encontró retenida la víctima». Esto es algo que tiene claro Alison, consciente, además, de que con el secuestrador «deberá empatizar, pero sin ser condescendiente. podría entrar en su juego, pero sin quedarse atrapada en él. podría hacerle creer que hace lo que él le pide, pero en realidad lo conducirá hasta usted». ¿Cómo te has documentado para crear, de forma tan magistral, las tramas de la novela?
En el proceso de escritura de una novela, la documentación, más que importante, es imprescindible. Me suelo documental por varias vias. La primera es a través de dos amigos: un guardia civil y un policía municipal. A su vez, uno de ellos tiene un familiar en la policia nacional. También tengo la suerte de contar con un psicólogo forense entre mis lectores, al que le he hecho alguna consulta, como al resto. Veo muchos documentales sobre sociópatas y psicópatas, y el funcionamiento de la mente en este tipo de sujetos. Y por último está internet, donde sigo investigando en páginas fiables.
– Quien es responsable de las extrañas desapariciones en Newhaven porta una terrorífica «careta de payaso: la siniestra sonrisa llena de largos y afilados dientes, la perturbadora mirada de quien estuviera bajo la máscara y hasta el rojizo pelo en forma de cresta». ¿Cómo ha conseguido inducir tanto miedo y mantener la tensión a lo largo de la trama y crear un final tan sorprendente?
Dosificar la información al lector es lo que hace mantener la tensión a lo largo de la trama. Es muy importante saber qué se tiene que contar y cuándo. También cerrar cada capítulo con una incógnita por resolver, porque eso hace que el lector quiera seguir leyendo. Más que miedo, esta historia está cargada de suspenso. El suspenso crea una expectativa ante el desarrollo de la trama y mantiene al lector ansioso por lo que va a ocurrir. No mientas es un thriller de suspenso psicológico en estado puro.
En cuanto al final, es lo primero que pensé cuando empecé a crear la novela. Quería un final impactante, y los lectores es lo que más me destacan. Me escriben por privado y me dicen que se pasan toda la novela haciendo cábalas y cuando llega el giro final lo descabala todo. Era con plena intención, así que objetivo logrado.
– ¿En qué proyecto literario te encuentras ahora?
Acabo de publicar Influencias peligrosas (2022), un thriller psicológico y policiaco que se adentra en el mundo de los youtubers e influencers.
Muchas gracias, Eva, por responder a nuestras preguntas y enhorabuena por novelas tan interesantes y trepidantes como es No mientas.
Gracias a vosotras por darle una oportunidad a mi novela y por esta bonita entrevista.
A Charlie Rider, en un momento crucial de la novela, «le invadieron las ganas de chillar, incluso tuvo ganas de tirarse de los pelos. De hecho, casi lo hizo cuando su conciencia le preguntó qué ocurriría si a Lily le sucedía algo. Era la víctima perfecta para cualquier desequilibrado o psicópata; iba sola, desprotegida, no sabía con quién iba un verso y desconocía su destino final». ¿Cuál será? Os anunciamos, estimados lectores , que no será el que esperáis… ¿Os atrevéis a descubrirlo?
– No mientas Eva Zamora. Imágica Ediciones. Madrid. 2020. 516 páginas.