LEYENDA DE UN BESO.

«Sucede que, al instante, surge la leyenda… Prosa y verso juntos a la orilla de los sueños…».

Con las «páginas abiertas de par en par», la editorial leonesa Amigos de Papel, creada en 2012 y dedicada a la publicación de Libros Infantiles, invita a los lectores a «entrar y descubrir todo un mundo de posibilidades». Asunción Carracedo Gómez es su editora, labor que compagina con su faceta de escritora y poeta. En 2008 publicó el cuento infantil Oto y el hada, al que siguió Oto y Oli, en 2012, ilustrado por Salvasilva. En ambos da vida «a su monstruo-amigo, Oto, creando una colección de cuentos con este entrañable personaje que será protagonista de muchas aventuras». En 2011 coordinó el I Festival de Poesía Infantil «Verso en nubes», celebrado en León, con «el ánimo de estimular la sensibilidad literaria y poética en los niños». En 2015 publicó Leyenda de un beso, ilustrado por la argentina Bett, quien ha afirmado: «He tenido la posibilidad de viajar mucho. Los viajes, las culturas, la arquitectura me inspiran, me enriquecen, vuela la imaginación para la creación de personajes, sensaciones, ciudades, mundos imaginados, luz, color…. Todo es una inspiración continua», siguiendo la máxima de John Steinbeck para quien «las personas no hacen viajes. Los viajes hacen a las personas».

Amigos de Papel, perteneciente al grupo de empresas que conforman DAVIDOWN LEÓN, es también un «Centro Especial de Empleo donde trabajan personas con discapacidad», que organiza «cuentacuentos, talleres de actividades y de animación a la lectura» en guarderías, colegios, bibliotecas, librerías y ferias del libro. Debido a ello, cuentan con el apoyo y la colaboración de la Fundación ONCE, que facilitó que esta editorial, cuyos «libros llevan la Marca España, porque están hechos íntegramente en España», hiciera su presentación en Madrid, en enero de 2013, en un acto en el que, además de Asunción Carracedo, como directora de la editorial, estuvieron Sara Moreno Valcárcel −la actual Tesorera de Amigos del Libro Infantil y Juvenil y que, por aquel entonces, era la Presidenta del Consejo General del Libro Infantil y Juvenil−, Antonio García Teixeiro −poeta y maestro−, Jesús Hernández Galán −Director de Accesibilidad Universal e Innovación de Fundación ONCE y Vicepresidente de la European Network for Accesible Tourism− e Ignacio Tremiño Gómez −el actual Director de Atención a Personas con Discapacidad de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid.

– Asunción, ¿cómo fueron tus inicios en el mundo editorial?

Os lo cuento tal y como sucedió. Aunque parezca un cuento, es real como la vida misma. Hace ya diez años alguien dejó un misterioso paquete a los pies del árbol de Navidad. Imaginaos mi sorpresa al abrir aquel regalo: ¡una editorial! ¡Menuda ilusión! A originalidad no le ganaba nadie a mi marido. ¡Qué ocurrencia: podía haber sido un regalo más tradicional o típico de las fechas! En realidad, el regalo se debió a que ese mismo año, 2011, yo había coordinado el Festival de Poesía Infantil “Verso en Nubes” a petición del Ayuntamiento de León. El festival fue todo un éxito y mi marido me había visto disfrutar tanto de todo aquello, del mundo de la literatura infantil y de mi pasión por los libros infantiles, del contacto con todos aquellos poetas amigos, que no se le ocurrió mejor regalo de Navidad que… ¡UNA EDITORIAL!

El interior del paquete me hacía una gran ilusión, pero físicamente no era nada atractivo: un montón de papeles para ir a firmar al notario… Lo bueno y lo bonito vino después: un montón de libros publicados y un montón, aún mayor, de amigos que hemos ido haciendo a lo largo del camino. Y de amigos va la editorial. Y de ahí el nombre. Un nombre perfecto. No podía ser otro. Es un nombre a la medida: AMIGOS DE PAPEL. Y de abrazos. Sí. La editorial también va de abrazos. Porque nosotros no fabricamos libros. No. Nosotros tenemos una fábrica de abrazos. Y nuestro lema nos define: «Tendiendo abrazos amigos / acortamos distancias / superamos miedos / derribamos barreras / para no sentirlo nunca solos».

Y, así, pedaleando de librería en librería, por bibliotecas, colegios, salones del libro, asociaciones y todo tipo de rincones, iniciamos nuestra gira hace ya unos cuantos años, tendiendo abrazos amigos a través de nuestros libros.

¿Qué tipo de lectores tiene Amigos de Papel?

Creo que igual que nuestros abrazos amigos: los hay de todos los colores, sabores y tamaños. De todas las edades porque, aunque somos una editorial de literatura infantil, eso no quiere decir que nuestros libros vayan dirigidos a los pequeños lectores. Hay muchos adultos que compran nuestros libros para ellos mismos. Creo y defiendo que los libros y los abrazos amigos no tienen edad ni fecha de caducidad. Tengo 56 años y me apasionan los libros infantiles. Nuestras personas favoritas son los lectores. Nos encanta estar en sus manos, sentir sus abrazos amigos al abrir las páginas de nuestros libros, colarnos en sus corazones y tejer alfombras mágicas que les hagan volar, cada día, con la imaginación. Supongo que eso lo perciben lectores de todas las edades.

– ¿Cuánto de León hay en tu editorial?

Si os referís a autores de León, os cuento que fue en ellos en quienes me apoyé para lanzarme a esta aventura editorial. En especial en mi amiga, reconocida y premiada escritora, Beatriz Berrocal. Ella es autora de La princesa que quería escribir, el libro que, junto al mío, Oto y Oli, son los dos títulos con los que iniciamos nuestro catálogo editorial. Beatriz me dio el «sí quiero» nada más pedírselo y su libro es, precisamente, uno de los títulos que no tiene edad, que se ha ganado el corazón de pequeños y de grandes lectores. A los pinceles de mi libro me acompañó Salvador Silva, también de León, ya fallecido. No puedo contar el cuento sin dedicárselo a Salva, allá dónde se encuentre, mirándonos con su cara de niño y su gran corazón. Después llegó Patricia Gutiérrez, con sus alegres ilustraciones para otro de nuestros libros, titulado Nicolasa. Y nuestra última incorporación es Emma Sánchez Varela y su libro titulado Un extraño vecino que no puede dormir de lunes a domingo porque un imperceptible «CRI» se lo impide….

Además, nuestros libros están hechos aquí, en León. Y, como somos una editorial viajera, allá dónde vamos, llevamos a León en el corazón y en nuestras páginas.

– ¿Cómo se combinan tu formación en Biología, tu experiencia como profesora de Música, tu extensa labor como escritora, promotora cultural, editora…?

(Risas). Algo parecido me preguntó mi hijo mayor hace unos cuantos años: «¿cómo es que si lo que te gusta es escribir y ahora eres editora y te mueves en el mundo literario, estudiaste Biología y Música? ¿No hubiera sido mejor otra carrera?». Supongo que la respuesta a esta pregunta es porque nadie es una sola cosa, sino la combinación de múltiples factores. Creo que todo lo que estudiamos −aprendemos, leemos, vivimos− nos conforma. Nada es fijo o estático. Todo es movimiento, cambio y crecimiento. Somos las decisiones que en cada momento tomamos. Siempre me ha gustado mucho leer y vivir otras muchas vidas a través de los libros. También me ha gustado escribir, siempre ha sido una gran necesidad porque tenía que contar lo que me pasaba, lo que me preguntaba, lo que me emocionaba… Y tengo mi parte científica porque me encanta todo lo que se puede descubrir en un laboratorio. ¿No es eso la escritura? ¿Y la lectura? Y, llevado al campo de la edición, ¿no es un largo proceso de laboratorio, pruebas, ensayos, hasta conseguir la fórmula final en forma de libro?

Por otra parte, a muchos de los cuentos que publico les pongo música para contarlos, unas veces de fondo y otras, hasta creo canciones para ellos. Porque otra de las cosas que soy es «cuentista», la que cuenta historias. Y en este campo tengo mucha suerte con la editorial porque no solo puedo contar las historias que escribo, sino las que escriben los autores que forman parte de esta familia «de papel».

– En 2008, publicaste tu primer cuento infantil, Oto y el hada, ¿qué supuso para ti?

Sí, efectivamente, ese fue mi primera incursión como escritora infantil y fue algo maravilloso. Ver tu historia, aquello que en un principio solo fueron pensamientos ligeros como el viento, que luego atrapaste en palabras para que no se te escaparan y, más tarde, juntaste en una caja y, dando vueltas y volteretas, las palabras se fueron uniendo para formar aquella primera historia… ¡Eso es mágico y da mucho vértigo sostener en las manos esa historia hecha libro! Y más vértigo da ponerlo en manos de los lectores y que entren en sus páginas y vivan tu historia y sus propias emociones a partir de lo que cuentas.

Ese libro fue el inicio de todo. Es un cuento creado para mi hijo David. Un monstruo grande, Oto, que da miedo por lo que nadie se quiere acercar a él, aunque lo único que pretende es hacer amigos. Y un hada pequeñita, muy pequeñita, como único ser que quiere y se atreve a ayudar al monstruo. El personaje de Oto es fantástico y tiene una gran historia detrás relacionada con las muchas horas que pasábamos mi hijo David y yo leyendo cuentos, como medio para enseñarle cosas y como imagen-concepto de «lo diferente» y de la connotación negativa que le damos, a veces, a las palabras para señalar, estigmatizar y excluir a «los otros», a los que son diferentes a nosotros.

– ¿Qué sucede cuando los versos «se cuelan» en un cuento?

Sucede que, al instante, surge la leyenda… Leyenda de un beso. Prosa y verso juntos a la orilla de los sueños…

– ¿Cómo fue el proceso de escritura de Leyenda de un beso?

Como la mayoría de lo que escribo, todo comienza por alguna palabra que se me queda revoloteando por la cabeza, alguna frase, un chispazo que me lleva a una idea. Me gustan los cuentos, adoro la poesía, pero lo que realmente me apasionan son las palabras y la posibilidad de jugar con ellas. Por eso, en este libro, las palabras tenían que tener un gran peso, ser las grandes protagonistas. Alrededor de esa idea me planteé jugar con los dos lenguajes, el narrativo y el poético. Ahí estaban los dos protagonistas: un cuento y una poesía. Y su gran historia de amor, que era la mía, ese gran amor por las palabras.

Para ellos, tenía que buscar un escenario perfecto: el bosque. Me encantan los bosques y todo el misterio que en ellos se encierra. Son espacios míticos, territorios sagrados. Árboles con sus raíces hundidas en la tierra, sujetando, sustentando, posibilitando la vida. Esos troncos de mil y una formas retorcidos, formando cuerpos imaginados con sus ramas tendidas al cielo, buscando elevarse, volar. Y las hojas, colgando como voces de palabras que susurran. Enseguida me fui al Bosque del Faedo, en Ciñera de Gordon, mágico en todo su recorrido, fascinante, repleto de seres mágicos, imaginarios. Ese era el bosque, mi bosque, un bosque de palabras, el bosque de Ana María Matute y de tantos escritores que han dejado su alma y su huella en la tierra y en los árboles para entregarnos la poesía y los cuentos en toda su esencia, en toda su pureza. Y en ese bosque, el cuento. Y para la poesía ideé un Palacio, un Palacio de Papel.

A partir de aquí, empezó el juego de las palabras para recrear la más fantástica historia de amor: colores, sonidos, lunas, palabras inventadas, emociones, sentimientos, soles, silencios, estrellas, comas… Todo envuelto en el halo de una leyenda. Una leyenda que iba madurando a medida que yo escribía esta historia, a través del tiempo y la memoria. Así hasta que los dos lenguajes se fundieron en un beso.

– ¿Cómo conociste a Bett, la ilustradora del libro, y qué aportó a tus palabras?

A Bett la conocí en la época de los blogs. Visitaba muchos blogs de ilustradores, fascinada por el trabajo de los mismos. Cuando entré por primera vez en el blog de Bett −Ciudades ilustradas−, supe que era ella la ilustradora perfecta para mi Leyenda de un beso. La paleta de colores que utilizaba, ese minimalismo tipo naif, sus pequeños toques de collages, ese uso de papeles con caligrafía antigua, con notas musicales… Era la combinación perfecta.

Mi texto no era nada fácil de ilustrar. Crear a los dos personajes principales, plasmar todas esas emociones a través de los pinceles. Una de las primeras ilustraciones que me mostró Bett fue el Palacio de Papel. Y era maravilloso. Con cada nueva ilustración me enamoraba. Yo ponía las palabras y ella las vestía. Las ilustraciones de Bett son puro deleite de la mirada, pura alquimia iluminando el texto; todo un arco iris de símbolos, sensaciones y sentimientos que forman con las palabras una sola luz y lo envuelven todo con el lirismo y la magia que necesitaba mi historia. Te acunan en una atmósfera de delicadeza y ternura perfectas para una leyenda.

– ¿Es más difícil crear literatura para un público infantil que para uno adulto? ¿Por qué?

Yo creo que, efectivamente, la exigencia es mayor, en el caso del público infantil, por las temáticas a tratar y la forma de hacerlo. Escribir para niños, como lectores en formación, supone una gran responsabilidad, todo un reto para acercarse a sus intereses y fantasías. Hay que tener un gran respeto hacia la infancia y hacia el lector infantil para escribir. No vale cualquier cosa. Ni diminutivos, ni escaso vocabulario, ni simplicidad porque sí. Aunque se pueda escribir sobre cualquier tema, la forma de abordarlo no es la misma. No vale minusvalorar a los lectores infantiles como personas de inteligencia poco crítica o sin sensibilidad artística.

– ¿Cuál es el futuro de las editoriales dedicadas exclusivamente a la literatura infantil y juvenil?

Es un buen futuro. Seguiremos estando ahí porque las ganas del lector infantil por saciar su capacidad de asombro son muy grandes. A los pequeños lectores el objeto libro, como tal, les atrae poderosamente. Abrir las páginas y sumergirse en el misterio de lo que va a acontecer, de perderse en ese bosque de hojas en la compañía de un adulto es algo que les fascina. Es cierto que ahora, sobre todo los jóvenes, leen en más formatos, pero el libro sigue siendo el soporte principal. Crecer es una gran aventura y hacerlo en la mejor de las compañías −la de los Amigos de Papel, los libros−, ha sido y seguirá siendo vivir esa aventura a lo grande.

– Recomiéndanos un libro de tu editorial para nuestros jóvenes lectores.

Aparte de mi libro, Leyenda de un beso, yo invitaría a los jóvenes que se acercaran a un grande de la poesía como es Miguel Hernández, el poeta del pueblo, a través del poemario ilustrado Miguel Hernández en 48 estampas, escrito por Pedro Villar e ilustrado por Pedro Villarejo. Un libro que recorre momentos significativos de la vida y obra del poeta de Orihuela, una voz generosa y auténtica. Este libro no es una simple biografía, sino que el formato resulta novedoso, atractivo y dinámico. Está escrito en cuartetas de versos octosílabos, acompañadas cada una por una ilustración, al estilo de los pliegos de cordel que los ciegos recitaban en las plazas; por eso también se conocían como pliegos de ciego y que comenzaron a imprimirse a finales del siglo XV.

Agradecemos a Asunción Carracedo su pasión por los libros, por las almas de papel que cada día se entusiasman al asomarse a las palabras escritas, en prosa y en verso, por aquellos que «cada día alojan cuentos y poesía entre las páginas de su vida». 

Oto y el hada. Asunción Carracedo. Fuertes Melón Nueva Comunicación. León. 2008. 36 páginas.

Oto y Oli. Asunción Carracedo (Autora). Salvasilva (Ilustrador). Amigos de Papel. León. 2012. 36 páginas.

Leyenda de un beso. Asunción Carracedo (Autora). Bett (Ilustradora). Amigos de Papel. 2015. 36 páginas.

La princesa que quería escribir. Beatriz Berrocal (Autora). Daniel Montero (Ilustrador). Amigos de Papel. León. 2012. 36 páginas.

Miguel Hernández en 48 estampas. Pedro Villar Sánchez (Autor). Pedro Villarejo (Ilustrador). Amigos de Papel. León. 2013. 56 páginas.

www.amigosdepapel.es.

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