«Mirarte a los ojos y sonreír, no hay más». 

«Los recuerdos no pueden abrazarse, hay que cuidar lo que se ama», máximo cuando se trata de algo tan valioso como es el sentimiento más puro de sentirse enamorada y ser correspondida. Esto les sucede a las dos mujeres protagonistas, que comparten una pasión y un mismo nombre, en diferentes épocas, de Tu reflejo en un papel (2021), la última novela publicada de la escritora gaditana Vanessa Belizón, que se confiesa “ávida lectora y apasionada de la escritura”, además de ser una “gran aficionada del arte y de la cultura en general”. Sus relatos y poemas han sido publicados en revistas independientes, como 142 revista cultural, o en antologías, como Pluma, tinta y papel .Además, en 2021, ganó el Concurso de Microrrelatos del Ateneo literario de Puerto Real, y publicó un relato, en la editorial Sevillana Lantia, como parte del proyecto editorial “Historias del confinamiento”. Es coautora también del cuento infantil “Las aventuras de Zolfa”, publicado en 2020.

“¿Qué relación existe entre uno de los mejores retratos realizados por Francisco de Goya en 1792 y la joven restauradora Helena Riva? ¿Qué misterios se ocultan bajo el retrato del caballero pintado por el artista? ¿Quién es realmente Helena Riva?” – son algunos de los interrogantes que los lectores tenemos que resolver a lo largo de una obra que “nos sitúa en varios escenarios del siglo XXI [como Nueva York, Cádiz o Sevilla] y, a su vez, en la maravillosa época de esplendor del siglo XVIII”, a través de “las aventuras y desventuras de dos mujeres que, aunque separadas por el tiempo, se encuentran unidas por algo más que un nombre”, pues ambas Helenas, la del siglo XVIII y la del siglo XXI, son familia por parte de la mujer del abogado Diego Riva, la misma que “podría haber enamorado a cualquiera,

Los secretos familiares parecen desbordarse en cada uno de los capítulos con los que avanza el argumento de la novela, donde se hace más evidente el hecho de que “la verdad no siempre es placentera, pero siempre es curativa”, aunque duela de principio a fin , por mucho que no queramos verla ya pesar de que la evitemos. Las Helenas de la novela no se encuentran solas: están respaldadas por su familia y amigos, pero también tienen que hacer frente a las habladurías ya las malas intenciones de quienes las juzgan sin conocer los verdaderos motivos que las impulsan a actuar, reservándose aquellos que pretenden lograr: “La complicidad es la actitud que demuestra que existe un conocimiento íntimo y fluido entre dos o más personas, y no solo ante algo que es secreto o desconocido para el resto”.

Helena Riva y Helena Rosillo, siglos XXI y XVIII, la restauradora y la sirvienta, Nueva York, Cádiz y Sevilla tienen, como punto de anclaje, a Francisco de Goya y su Retrato de don Sebastián Martínez y Pérez , el conocido político y comerciante español ilustrado, el que fuera un gran coleccionista de libros, grabados, y pinturas; el mismo que, por ser un experto en la economía y las finanzas, fue nombrado Tesorero Mayor del Reino, motivo por el que se mudó de Cádiz a Madrid. Fue en esta ciudad donde entabló amistad con Goya, lo que devino en la pintura del cuadro citado que, en la actualidad, se conserva en el Metropolitan Museum de Nueva York, con la siguiente dedicatoria: «A Don Sebastián Martínez por su amigo Goya. 1792».

Tal y como también nos relata la novela de Belizón, Goya pasó seis meses, desde enero de 1793, en la casa familiar de los Martínez, en Cádiz, convaleciente de la seria enfermedad que le usó su sordera. Allí fue atendido por el propio don Sebastián, quien le procuró el mejor tratamiento médico. Agradecido por este hecho, en 1796, Goya intercedió para que el comerciante fuera nombrado académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hoy se sabe, además, que su biblioteca contaba con más de mil ejemplares de temáticas diversas y que llegó a atesorar la colección privada más importante de Europa, con un total de 743 cuadros de diversos géneros, épocas y procedencias. Sin duda, la estancia del pintor aragonés en casa del eminente gaditano, durante su grave dolencia,

En medio de recuerdos que parecen no dar tregua, una de las protagonistas de la obra reconoce que “sus pensamientos ya no le pertenecían y que estas eran proyecciones de sus ideas; los recuerdos la hostigaban sin ningún tipo de licencia”; si bien, en ciertos momentos, aunque sean demasiado efímeros, “las lágrimas que se negaran a salir, ahora corren” por las mejillas, “celebrando que la felicidad ha pasado por mi lado y, por fin, se ha detenido”. Haciendo uso de personajes narrativos de la primera y de la tercera persona, de la autobiografía y de la omnisciencia, la novela se sirve de la técnica del pluriperspectivismo, pues no existe un único narrador, sino que asistimos a un relato coral, contado por diferentes, que requiere de un lector cómplice que garantiza que nada puede ser narrado desde una única visión, aunque sea la misma o difiera completamente, según quien la relate. Por esta razón, os recomendamos, estimados lectores, a transitar por los reflejos ya descubrir lo que permanece oculto, a pesar de que esté muy visible y solo haga falta ver y no tan solo mirar, advirtiéndoos de que “los espejos se utilizan para vernos la cara; el arte, para contemplar el alma”…

-Tu reflejo en un papelVanessa Belizón. 2022. Sevilla. Con M de Mujer. 240 páginas.