ENTREVISTA A NANDO. J. LÓPEZ.
Con motivo del Encuentro literario que el escritor Nando J. López mantuvo con nosotros, alumnos de 2.º Bachillerato tuvieron la oportunidad de realizarle una entrevista que ahora queremos compartir con todos los lectores. Esperamos que la disfrutéis y agradecemos a Nando J. López su cercanía y amabilidad a la hora de responder a nuestras preguntas, siempre indiscretas.
1. ¿Qué libro consideras que te ha marcado en tu vida?
Me marcó mucho la lectura de Rayuela, de Cortázar porque es un libro que cambió mi forma de entender la literatura. Lo leí por primera vez con 14 años, entendiéndolo poco y mal, pero me fascinó. Es un libro al que he vuelto muchas veces porque me abrió todas las posibilidades del lenguaje y de la estructura, convirtiéndose en uno de mis libros de cabecera, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta.
2. ¿Y fue ese libro el que te impulsó a escribir o hubo más?
Hubo muchos libros. Realmente los primeros libros que te impulsan a escribir son los libros que lees cuando eres niño, de los que nunca hablamos los escritores. Siempre nos referimos a aquellos que nos han impulsado siendo ya adultos. […] Hay dos nombres que tienen la culpa de que yo quisiera escribir; Gloria Fuertes y Roald Dahl. Recuerdo que con 7 años me regalaron un libro de Gloria Fuertes que se llamaba Coleta, la poeta. Era una niña que era poeta y que cuidaba burros. No me veía en eso de cuidar burros… Pero sí en lo de ser poeta. Lo tengo todavía en casa guardado. Está gastado de las veces que lo pude leer. Era la primera vez que me regalaban algo en donde había una niña que además era escritora. Yo quería ser como esa niña. En el fondo, los libros que te impulsan a ser escritor son los que lees de pequeño y te hacen enamorarte de la literatura. Luego ya están los que te encuentras en el camino. En mi caso, por ejemplo, que tiene que ver con La edad de la ira, el poeta que abre la obra es el que sale en Cernuda. A mí me marcó mucho conocer la poesía de Cernuda cuando tenía 15 o 16 años. Me di cuenta de que a través de la literatura podía contar cosas que me dolían, podía convertir el dolor en algo estético, social y útil para los demás. Ahí es cuando Cernuda me motivó a ser escritor a un nivel profesional, a creer que la literatura podía ser mi trabajo, mi oficio, mi modo de vida… Pero la pasión nace antes, nace siendo un crío.
3. ¿Qué estás leyendo en la actualidad?
Ahora mismo estoy leyendo Memorias de una joven formal, de Simone de Beauvoir. Creo que estamos en un momento en el que necesitamos tanto el feminismo que he decidido ir a las fuentes. El segundo sexo ya lo había leído pero no sus memorias y estoy fascinado. Estoy en una etapa en la que me ha dado por leer memorias y diarios como los de Lord Byron o Virginia
Wolf. Me está divirtiendo entrar en la intimidad escritora de autores a los que admiro. […] Me interesa mucho la intrahistoria, también es verdad que el último encargo teatral que me han hecho era meterme en la vida de Lorca para una obra que se estrena ahora. Se llama Federico hacia Lorca y lo hemos escrito entre Irma Correa y yo. He tenido que bucear entre las cartas de Lorca, las entrevistas, sus textos personales… De alguna manera yo creo que eso ha hecho que me apetezca mucho leer biografías, cartas y otros documentos de escritores. No sé qué vendrá después…
4. ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser escritor?
Lo mejor de ser escritor es la gente que conoces, gente como vosotros, porque gracias a mi literatura conozco gente muy diversa que comparte conmigo cosas que me emocionan. Eso y, además, sentir que la literatura crea vínculos y nos une. Lo que llevo peor es el nivel de exposición que supone la escritura porque hace que te vuelvas muy transparente ante el desconocido. Me da miedo no la opinión de si mis libros gustan o no, porque eso forma parte del criterio y es libre, sino el hecho de que quien lee mis libros sabe mucho de mí.
5. ¿Cuál ha sido tu libro más difícil de escribir, no por dificultad, sino por emoción?
La edad de la ira, lo pasé muy mal, me dolió mucho escribir ese libro. Estuve a punto de no publicarlo. Es un libro doloroso por lo que cuenta porque hablo de temas que me importan mucho como la educación, la homofobia, el machismo… Tuve que abrir heridas mías del pasado, tuve que mirar a los ojos a gente que estaba sufriendo esos mismos demonios. También porque para defender la educación hay que ser muy crítico. Hay gente que se sintió molesta. Todavía hay gente que no me ha perdonado que lo haya escrito y hay gente que considera que es un libro contra la educación, contra el profesorado, para mí es lo contrario es un libro a favor de esta. Pero para hablar de gente que se implica, que para mí es la mayoría, también tengo que hablar de la minoría que no se implica nada y que existe.
6. ¿Cómo es vivir un bloqueo a la hora de escribir?
Es frustrante. Sufres mucho porque no existe el antídoto. Muchas veces me preguntan, ¿qué haces cuando te bloqueas? Probar y probar. Mi único consejo es que no os rindáis. Le pasa a todo el mundo que escribe. También en otros ámbitos, ya que el bloqueo forma parte de la creación artística. Lo que recomiendo es que cada uno busque su técnica de relajación. El motivo
del bloqueo suele ser haber llegado a un punto de gran autoexigencia y estrés. Cuanto más te obsesionas por salir, más difícil se hace. Lo que hago en esos casos es distanciarme de lo que estoy escribiendo, con un paseo, una película… Pueden pasar días. Una vez que me haya distanciado, me gusta hacer una lluvia de ideas. Muchas son tonterías, pero de alguna forma me ayudan a encontrar un hilo del que tirar. Hay una parte de tesón que forma parte del proceso. En esta cultura de lo inmediato, no soportamos la frustración. Pero el bloqueo ayuda a ver errores previos, a ser más autocríticos… Hay que tomarlo con paciencia y algo que puede ser enriquecedor.
7. ¿Cuándo inicias la redacción de una obra, ¿siempre escribes en el mismo lugar o cambias?
Me encantaría escribir siempre en el mismo sitio porque me ayuda a concentrarme pero mi problema es que no puedo hacerlo porque viajo mucho y eso me hace llevar mis trabajos en la maleta de un lugar a otro. Para vencer esta dificultad me impongo unas rutinas y lo que más me ayuda es la música que crea mi entorno y me aísla de la gente a mi alrededor que es lo que más me entorpece. Me creo listas de canciones que llevan el nombre de cada historia.
8. ¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas o las dejas surgir sobre la marcha?
Las dejo surgir. Después la corrección me da trabajo pero considero que es maravilloso hacerlo así porque es apasionante. Siempre parto de un proceso de investigación que varía, depende de la obra y tomo nota de qué quiero contar pero no me hago un plano de la novela aunque tenga detalles en mi cabeza, por lo que empiezo a escribir y me voy encontrando con el texto. Además, utilizo un cuaderno distinto para cada novela siendo imprescindible que sea un regalo porque crea un lazo con quien me lo da.
9. ¿Qué papel juegan personajes como Marcos, Ali, Kike, Eloy, Xalaquia o Raúl en tu vida?
Me cuesta mucho diferenciar a los personajes de ficción de los personajes reales de mi vida. Los vives como gente con la que has compartido cosas y que además tienen una parte tuya. Al final, se podría contar mi vida a través de mis personajes.
10. Pensando en los lectores que estén interesados en escribir y contar historias, ¿podrías explicarnos qué proceso seguiste desde que escribiste tus primeros textos hasta animarte a publicarlos? Y relacionado con esto, ¿quiénes fueron tus apoyos en este proceso de publicación?
Hay muchos caminos. Es formarse de alguna manera técnica. Debe dominar el lenguaje, que, al fin y al cabo, es nuestra herramienta. Debe haber leído mucho y sin cerrarse a leer un único género. ¿Cómo damos ese salto? Hay muchas formas, pero hoy en día tenemos la suerte de tener internet, y las posibilidades aumentan. Desde crear un blog literario a autopublicarse…
Otra forma que merece la pena recorrer son los concursos literarios. Es verdad que muchos son inaccesibles, pero hay otros, más pequeños que pueden ajustarse mejor al texto y que a veces permiten que un jurado conozca lo que escribes y puedes acabar viéndolo publicado. Es una buena forma de comenzar y probar.
Y desde luego, la otra opción sería mandar textos a editoriales con un buen correo electrónico de presentación donde se explique cuál es la esencia del libro y qué tiene de especial. Otro error que cometemos es enviarlo a todas las editoriales que conocemos y no está bien. Hay que hacer una criba para elegir las que mejor se adaptan. Pero lo fundamental es no rendirse. Si hay alguien que tiene cosas que contar ¡por favor! que no se rinda. El “no” forma parte del mundo editorial. Si me hubiese rendido en esos “noes”, no me dedicaría a lo que me dedico.
11. ¿En qué momento te planteaste dar voz a los adolescentes desde tu posición de adulto?
Cuando llegué a las aulas y descubrí una generación que me entusiasmaba y que creía que no se estaba hablando de ella. Me invitó a hablar de la adolescencia el momento en que noté el choque brutal entre los adolescentes que yo tenía delante y los adolescentes que leía en la prensa o en cierto tipo de ficción. No tenía nada que ver. Me hablaban de una generación a la que no le interesaba nada, maleducada, apática, que no lee. Claro que hay gente así; pero tanto adolescentes como adultos. Y, sin embargo, pensé, ¿dónde están los adolescentes que yo conozco? ¿Por qué no se está hablando de ellos? Vivimos constantemente luchando contra las etiquetas, igual por eso me identifico tanto con los adolescentes.
12. Como creador de personajes gays, transexuales, con pensamientos suicidas, víctimas de violencia machista, etc. ¿Cómo ves el camino que tendrán que recorrer las futuras generaciones?
Quiero ser optimista. Es verdad que tenemos un repunte reaccionario peligroso y que me entristece mucho pero creo que el repunte no es casual; es porque, por suerte, la mayor parte de la gente estamos en el lado contrario. Es decir, se han conseguido muchos derechos y muchos avances, cuando consigues avances muy fuertes se suele provocar un movimiento en contra igual de intenso y creo que estamos viviendo el momento de reacción. Creo que nos quedan tiempos de lucha social en los que la educación tiene que posicionarse y comprometerse muy firmemente. Pero también tengo fe en ese futuro porque creo que la generación de adolescentes actual es muy crítica en su mayoría, creo que hay muchos valores que han calado y hay cosas que ya no vamos a poder perder.
13. ¿Cómo ha sido trabajar con adolescentes que se han intentado suicidar o han tenido problemas personales graves?
Es duro porque duele mucho ver que hay gente que sufre tanto y que sufren en general por cuestiones de acoso escolar, social, familiar. Por otro lado, es muy gratificante ver que la literatura sirve para tener un tema de conversación que ayude a romper miedos, a hablar o a sincerarse. A mí me está ayudando mucho a entender por qué escribo, esta experiencia en el hospital me está sirviendo a ser más consciente de por qué merece la pena escribir. Para mí de todo lo que hago es lo más importante.
14. ¿Por qué en la actualidad “para adolescentes” parece una etiqueta que nos hace de partida subestimar las obras a las que acompaña?
Porque por desgracia la cultura no trata al adolescente como un espectador o lector de primera categoría. Nos falta una gran tradición de literatura juvenil en la crítica, no en la creación. Falta una valoración de esa literatura. En el mundo anglosajón lo tienen muy claro: un fenómeno como
J.K Rolling no podría ser español. Ella bebe de una tradición literaria muy fuerte pero además allí valoran esa literatura juvenil. Sin embargo, en España está costando mucho esa valoración al mismo nivel. Es una guerra pendiente aunque se está cambiando. En parte por una nueva generación de profesores que permiten que esa cultura forme parte del sistema educativo. Pero esa mirada altiva sigue estando. Otra cosa que produce es una gran fractura generacional. No vemos películas que hablen de vosotros, ni libros, ni series. Si a vosotros os interesan los personajes adultos, ¿por qué no al revés? Pero bueno, es una etiqueta que quiero creer que se está rompiendo poco a poco.
15. ¿Crees que ser autor de novelas juveniles está suficientemente valorado en la actualidad?
Lo bueno que tenemos los autores de literatura juvenil, aunque yo escribo para todos los públicos, es que la valoración que más te importa realmente es la de los lectores. La literatura juvenil tiene un lector muy agradecido porque sois absolutamente sinceros. Es arriesgado pero muy gratificante porque cuando conectas, lo haces de una manera que no pasa con otros géneros. A mí me vale la pena por eso, es más, yo entre encuentros con lectores jóvenes y adultos, prefiero a los lectores jóvenes; es más divertido, espontáneo y real. Esa gratificación es para mí quizá lo más importante de todo. Al final el escritor quiere ser leído.
16. ¿Qué piensas de que en 2019 se sigan censurando libros en los institutos?
Creo que es muy triste porque demuestra que todavía quedan muchas fronteras por romper, que no tenemos una libertad plena, miedo a la ficción y a la literatura que es algo maravilloso y demuestra los prejuicios, la homofobia, el machismo y en definitiva, miedo a hablar con sinceridad. Nosotros como autores no debemos caer en la autocensura aunque sea algo más seguro, pero si es nuestra pasión tenemos que luchar contra eso.
17. ¿Qué mensaje transmitirías a los adolescentes de hoy en día?
Que, por favor, seáis críticos y que tratéis de leer todo lo posible con tal de no ser manipulados. Creo que ahora es fundamental más que nunca que leáis mucho porque va a ser la única manera en que podáis discernir qué información es real de la que es falsa o qué información está contaminada. Y, sobre todo, que elijáis vuestras propias ideas.
Alberto Miguel, Paula Callejo, Elena Gutiérrez, Carla Bayón y Jorge Ordás.