«¿Por qué todo el mundo me dice lo que tengo que hacer? ¡No!, este es mi sueño y yo decidiré cómo continúa» (Alicia en el país de las maravillas).

Marta Ponce ilustra  sueños. O mejor, sus dibujos nos invitan a soñar, a imaginar un mundo poético, que mece nuestros recuerdos. La artista catalana, afincada en Madrid, no concibe la vida sin esa energía vital que plasma en cada una de sus obras, en las que destacan cálidos azules, que quizás sean horizontes, magentas, que bailan con la fantasía, o rojos, que nos Contemplen a nosotros mismos, ensimismados por el fuego que desprenden. El amor, la soledad, la libertad y el tiempo habitan en su paleta de colores, dispuestos a transformarnos en un viaje del que ya no regresaremos igual.Apasionada de la estética del siglo XIX, esta artista en continua evolución, que reconoce «haber nacido en el siglo equivocado», expresa a través de técnicas tradicionales, su visión nostálgica de un pasado romántico sin renunciar a la modernidad de sus historias.

Conocimos a Marta por las delicadas ilustraciones que acompañan a Cuentos de hadas (2019), Cuentos de Andersen (2019) y Cuentos de los Hermanos Grimm (2020). Nos enamoramos de su trabajo y pronto admiramos a la artista que había detrás, cómplice de aventuras, de nuestro proyecto literario ¡Mujeres que cuentan!

Marta Ponce estudió ilustración en l’Escola Massana de Barcelona, ​​donde compaginó los pinceles con la música. Comenzó su trayectoria profesional como maestra de Educación infantil, pero su pasión por el arte la impulsó a perseguir su sueño.

Marta, ¿cuándo decidiste que querías ser ilustradora?

Siempre quise ser ilustradora, lo que pasa es que no era consciente de ello y acepté que sería, simplemente, mi hobbie en horas libres de cualquier trabajo normativo, que me diera un sueldo fijo a fin de mes. Ese trabajo normativo y ese sueldo fijo llegaron, pero no era feliz y tuve un gran momento de reflexión de lo que quería hacer con mi vida. Así que me escuché a mí mismo y lo dejé todo para estudiar un Ciclo superior de Ilustración, para ser ilustradora de manera profesional. Eso fue en el año 2010 .

¿La capacidad de dibujar se tiene o se adquiere?

Hay aspectos que son innatos y otros que se trabajan. Pero más que capacidad para dibujar, yo diría que es capacidad para tener pasión por ello. Luego viene todo lo demás. Al final, para un ilustrador, aunque hay muchas opiniones al respecto, no solo es importante saber dibujar de un modo técnicamente correcto, sino que posee la capacidad para expresar mensajes y emociones. 

– Tu primer encargo llegó en 2013, de la mano de la editorial Estrella Polar, cuando te solicitaron ilustrar una pequeña edición de Peter Pan. ¿Qué supuso para ti este reto?

Fue un momento muy intenso e inesperado, porque tan solo hizo un par de meses que había salido de la Escuela de Arte y no me esperaba un encargo tan pronto y, mucho menos, de uno de los sellos editoriales como Planeta. Recuerdo que lo hice durante todo un verano; mis vacaciones fueron librestas llenas de bocetos, que disfruté como nunca, en el pueblo. Fue encontrarme y dar forma a todo lo que había adquirido y aprendido, darle mi sello, enfrentarme y confiar. Es un proyecto que, pese a que ahora lo haría totalmente diferente, fruto de la evolución de estos años, le tengo mucho cariño.

– Tras más de catorce trabajos editoriales, en los que ha dado luz a diferentes personajes de los cuentos populares, ¿la ilustración es una forma de encontrar o de huir de la realidad?

Ambas cosas. Me encuentro a mi mismo huyendo de la realidad. Es terapia pura. Lo necesito. Tal vez porque siempre me ha costado más expresarme con palabras, pues siempre fui extremadamente tímida e introvertida, encuentro en el mundo visual la manera de comunicarme con mucha más facilidad.

– ¿Cuáles son las estrategias de documentación y creación que adoptas cuando comienzas un proyecto?

Es la parte que más me gusta de un proyecto. En la primera lectura del texto ya tomo notas en mi libreta sobre aspectos de la época, vestimentas, etc. Trabajo siempre con música de fondo que me ayuda a recrearme ya conectar con la atmósfera de la historia. La parte de documentación siempre es la que me lleva más tiempo, porque no olvidemos que el trabajo de un ilustrador no es solo es el resultado final que vemos en un libro, sino todo lo horas que hay detrás: muchas de bocetos, composiciones, pruebas de color y que todas las piezas del puzle encajen.

Como lectora, sabemos que sientes predilección por las obras de Jane Austen. ¿Qué te atrae de sus novelas?

Tengo un cariño especial por la obra y por la vida de Jane Austen. La descubrí de jovencita y, enseguida, me di cuenta de que era una mujer adelantada a su época. Me encantaban sus personajes femeninos indoblegables y pasionales, que no permitían que les dijeran cómo vivir su vida. Recordemos que en el siglo XIX el destino de las mujeres, lejos de tener libertad de elegir, era casarse convenientemente y tener descendencia. Jane Austen no se conforma a con ello; fue muy facil sentirme identificado con sus personajes y su mundo. Me gustan especialmente Persuasión y Orgullo y prejuicio .

En Eileen y el crochet irlandés (2022), nos sumergiste en una historia de superación y lucha por la supervivencia de la mano de una maravillosa heroína pelirroja. A través de pequeñas pinceladas de un realismo mágico ambientado en la Escocia y en la Irlanda de mediados del siglo XIX, nos mostraste dos de tus grandes pasiones: la mitología celta y la artesanía. ¿Hay mucho de ti en este precioso relato de Yolanda González?

Mucho. Fue tremendamente fácil conectar con la historia de Yolanda. Aparte de la época victoriana, siempre me ha sentido muy atraído por el mundo celta y la mitología. Yo mismo ha sido violinista en dos bandas de música celta y viajó a Irlanda varias veces. Realmente, ¡mi abanico de intereses e inspiraciones es bastante grande! La idea de fusionar el mundo victoriano y celta con una mujer de origen humilde, pero empoderada y artista, tuvo mucha conexión conmigo misma.

– ¿Qué te ha aportado ilustrar ¡Mujeres que cuentan! (2022)?

Ha sido uno de los proyectos más bellos y de los que más satisfecha estoy del 2022. Me ha fascinado empaparme de las figuras de tantas mujeres que admiro y ponerles trazo, hacerlas mías, contarlas al mundo a mi manera. Me ha aportado mucha serenidad, mucha rebeldía a la vez, y mucha, mucha satisfacción de que este proyecto esté en las aulas con los jóvenes… ¡Y no tan jóvenes!

– Desde tu punto de vista, ¿dónde se encuentra la belleza de una ilustración?

Definitivamente, la belleza está en los ojos y en el filtro de cada persona. Una ilustración puede emocionarme hasta el punto de llorar y la misma ilustración a otra persona no puede decir o gustarle absolutamente nada. dependiendo del momento vital en el que nos encontremos, trazaremos una conexión y veremos belleza y emoción en una ilustración o no. Esa es la magia del arte y de la belleza.

– En una sociedad dominada por el mundo de la imagen. ¿Qué puede convertir una ilustración en una creación diferente y memorable?

Su capacidad de emocionar, su mensaje, su resolución gráfica… En un mundo tan bombardeado de estímulos visuales y caos es tremendamente difícil que una imagen se grabe en nuestra retina. Puede ser una ilustración reivindicativa de un momento concreto e inmortal a la vez, puede ser que haga que nos sintamos identificados con un personaje, con los colores, que los trazos nos lleven a cierto momento de nuestra vida… El gran poder de la imagen y del que gozamos los ilustradores es que contamos sin palabras. Y es un poder que hay que usar bien.

– Especialmente interesante es tu labor reivindicativa como ilustradora feminista en la realización de murales y carteles, como los organizados por el Ayuntamiento de Fuenlabrada (Madrid), con motivo del 8M. En este sentido, ¿cuál es tu visión acerca de la posición que ocupan las mujeres en el mundo actual de la ilustración?

Creo que, por suerte, cada vez se está apreciando más. Cada vez somos más las que venimos pisando fuerte. Y hay mucha, muchísima calidad, entre las ilustradoras españolas. Desde mi punto de vista, siempre me ha sentido valorada como artista-mujer y estoy feliz de que todos y todas tengan cabida en esta profesión, hombres y mujeres. Si bien es cierto que hace décadas era una profesión donde había más hombres, actualmente, vamos mejorando en temas de igualdad.

– ¿ Qué echas de menos en la educación artística de nuestros jóvenes?

Hace veinte años, era de pena. Si eras muy bueno en Música o Plástica, pero no en Matemáticas, inmediatamente te tomaban por un negado. No se valoraba tener capacidades artísticas. Al menos, desde mi propia experiencia. Ahora, por lo que sé, se trabaja más en la importancia de la educación artística en niños y jóvenes. Por supuesto que el arte es algo innato en los seres humanos, especialmente cuando somos pequeños, pero nada ni nadie tiene derecho a irlo « borrando» del mapa ni de nuestra formación. Para mí es crucial animar a los jóvenes a mirar en su interior y potenciar sus pasiones artísticas. Si hay pasión, hay futuro y salidas profesionales .

– ¿Qué papel cumplen las redes sociales en la difusión de tu obra?

Hoy en día las redes sociales, nos gusta más o menos, son cruciales para dar visibilidad a nuestra obra como artistas. La mayoría de encargos y trabajos, por ejemplo, me llegan a través de mi Instagram (@martaponceilustracion), donde figura el enlace que lleva a mi página web www.martaponce.com. No siempre dispongo del tiempo que me gustaría para gestionar las redes sociales, y eso me trae un poco de cabeza, pero siempre pienso que mejor poco y bien hecho.

– Un deseo por cumplir en este nuevo año…

Que la salud me siga acompañando para poder dar luz a dos de mis proyectos personales, que ahora mismo tengo en mente. Además, deseo seguir trabajando en la gestión de la inseguridad y en tener más tiempo para mí.

Como se afirma en la obra Cumbres borrascosas , de Emily Bronte, magistralmente ilustrada, en 2020, por Marta Ponce: «En ocasiones he soñado cosas que no he olvidado nunca y que han cambiado mi modo de pensar. Han pasado por mi alma y le han dado un color nuevo, como cuando al agua se le agrega vino». La mirada de Marta Ponce nos transforma. No se la pierdan, estimados lectores.

¡Mujeres que cuentan! Margarita Cueto Veiga y Nuria Sánchez Villadangos (Autoras). Marta Ponce (Ilustradora). Editorial Platero. Sevilla. 2022. 116 páginas.