«Y esto es, en realidad, la filosofía, encontrar lo que está debajo de lo que aparenta ser».

Ana de Miguel es profesora titular de Filosofía Moral y Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Ha recibido numerosos premios por su labor investigadora y docente: en 2015, el Primer Premio ex aequo en la modalidad de Artes y Humanidades del Consejo Social a la excelencia investigadora de la Universidad Rey Juan Carlos; y en 2016, el Accésit al XXIII Premio de Divulgación Feminista Carmen de Burgos por el artículo «La prostitución de mujeres, el harén democrático», publicado en El Huffington Post, el Premio Ángeles Durán de Innovación Científica en el Estudio de las Mujeres y del Género, del Instituto Universitario de Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma de Madrid, y el Premio Comadre de Oro otorgado por la Tertulia Feminista Les Comadres, de Gijón, entre otros.

Ha publicado libros como Neoliberalismo sexual. El mito de la libre elección (2015) y Ética para Celia. Contra la doble verdad (2021). En esta última obra, Ana de Miguel «nos invita a mirar de frente la realidad, el hecho de que nuestra vida se ha levantado sobre una doble verdad, con normas morales y fines vitales distintos para mujeres y hombres». Por ello, «este libro no es solo una ética para chicas, es también una llamada a los chicos para que se atrevan a transgredir de verdad: para que dejen de ponerse en el lugar de sus deseos y se pongan en el lugar de las demás ».

– Ana, cuéntanos cómo surgió la idea de este libro y por qué es «para Celia»

Quería escribir algo para jóvenes desde hacía tiempo, pues, como profesora de Ética, un día me di cuenta de que se me había pasado el pequeño detalle de hablar sobre el sentido de la vida a mis hijos y pensé que si yo, que soy de filosofía, no lo había hecho, el resto seguramente tampoco… A nuestros hijos no les hemos explicado por qué les hemos traído a este mundo, por qué merece tanto la pena haberlo hecho… En general, se tiende a escuchar cosas muy negativas del tipo: «no hay futuro», «cualquier tiempo pasado fue mejor», «no tengas hijos que dan mucho trabajo»…

Celia representa la recuperación y el homenaje a una gran escritora, Elena Fortún, que creó el personaje de una niña llena de vida y curiosidad, que luego vio truncada su vida por la Guerra Civil. Además, una de las más importantes filósofas, Celia Amorós, se llama así precisamente por esa niña de ficción. Unirlas a ambas me pareció importante. Detesto tanto el adanismo como el «evismo». Por el contrario, me encanta insertarme en la genealogía de mujeres de las que procedemos. También elegí el nombre de «Celia» para evitar usar los nombres de mis hijos, que es a quienes me dirigía mentalmente al escribir.

«Nadie debe aceptar que unas personas pongan su vida al servicio del proyecto de otras, igual que nadie debe dar sentido a su vida a costa de los demás». ¿Es tan difícil instaurar esta manera tan saludable de pensar emocionalmente en nuestra sociedad, especialmente, en nuestros jóvenes?

Es la historia misma de la desigualdad humana, ¿para qué se quieren el poder, el dinero, la fama, el reconocimiento, sea en el patio de clase o en la familia y el trabajo? Para que otros acepten poner su vida y su tiempo a nuestro servicio. Pienso que en este acepte que otros pongan su vida a mi servicio hay una falta de reciprocidad entre hombres y mujeres. Muchas chicas jóvenes me cuentan que los chicos buscan en ellas a madres, que se ocupan de ellos y sus cosas… Si esto fuera cierto, tenemos que hablarlo y debatirlo.

– En el libro, preguntas: «¿Qué es una filósofa sino aquella que hace las preguntas relevantes y pertinentes y aquella que ayuda a aclarar los anhelos y los sueños de una época, incluidos sus sufrimientos y frustraciones?». ¿Acaso también los filósofos deben hacer preguntas impertinentes?

Sí, pero mirad, en realidad, las mujeres, si nos tomamos en serio y formulamos preguntas pertinentes, siempre resultamos impertinentes. A los filósofos no les gusta que les molestemos con minucias como que existimos y ellos y la filosofía lo olvidan por sistema, pues el núcleo de la definición de ser humano consiste en identificar ser humano como varón, descargado de los cuidados y lanzado al Ser y al tiempo libre.

La Filosofía es, sin duda, una de las ramas de conocimiento más interesantes, cercanas y lejanas, indispensables e incómodas: «La Filosofía es una cierta manera de pensar e interrogar a la realidad. No todo el mundo se hace preguntas, pero la filosofía invita a hacerlas, a cuestionar lo que parece evidente o de sentido común, y luego ya se verá si resultan convincentes las distintas respuestas». ¿Debemos preguntarnos todo el rato o cuestionarnos diariamente la realidad que vivimos, que se nos intenta ver…? ¿Por qué está tan cansado hacernos preguntas o cuestionar la vida ya nosotros mismos? ¿Qué haríamos si no existieran los filósofos?

Si echamos un vistazo a las redes sociales ya los influencers, nos daremos cuenta de que están ejerciendo de filósofos para explicar a los jóvenes qué es lo que se lleva o por qué sufren y proponerles remedios. Por ese lado no hay problema, siempre hay gente filosofando. Es inevitable hacerse preguntas, todos lo hacemos, aunque sea ¿por qué no me han invitado al cumpleaños? o ¿por qué no me escuchan cuando hablo? Se hace más preguntas quién sufre algún tipo de choque con la realidad, pero, al final, todos vamos a chocar. El problema tal vez resida en que el aluvión de información, fotos y vídeos que pululan por internet y el hecho de que sus cualidades tan adictivas están reduciendo el tiempo vital de nuestros jóvenes para pensar por ellos mismos. Este es un concepto muy mundano de filosofía, pues lo necesario es que luego vengan los buenos profesores a poner orden entre tanto mensaje que les llega universalizables, mostrarles que vamos juntos en esta aventura, la humanidad, el que tenemos siempre y de partida una deuda con los demas, con quienes nos han cuidado y con la sociedad… Es muy importante tener una idea clara de quienes somos y de que material estamos hechos, para no perdernos. Y eso nos lo da la filosofía, la reflexión y el tocar la tierra que somos y nos rodea.

– ¿Por qué «una filosofía verdaderamente filosófica, universalista, no puede seguir tolerando» que se identifique que «seres humanos son iguales a varones» y «mujeres es igual a sexo femenino de la especie humana»? ¿Cómo conseguir un lenguaje inclusivo en el que nadie se sienta excluido?

El mejor horizonte normativo y reorganizador de la sociedad humana es ir hacia una mayor igualdad, pues desde ella la inclusión se hace real y no es sólo el mantra «seamos inclusivas». Luego hay que saber que la sociedad la acaban cambios cambios muy combativas, así ha sido hasta ahora, minorías a las que termina apoyando la mayoría de la sociedad. La inclusión es solo un paso simbólico para proceder a cambiar de raíz este mundo, un mundo en el que la desigualdad entre mujeres y hombres todo lo deforma y corrompe.

– En la Introducción de la obra, interpelas a las lectoras de forma imperativa: «Usad la cabeza y llegaréis de vuelta al corazón y, además, habréis contribuido a cambiar este mundo para que otras lleguen a vivir mejor. Seréis ceniza y polvo, más polvo con sentido». ¿Cuánto nos queda aún por conseguir, ética o moralmente, para que mujeres y hombres vivamos mejor? ¿Qué puede aportar la Literatura, clásica y actual, para su consecución?

La Literatura nos aporta sueños y emoción, la filosofía y el ensayo, reflexividad y capacidad crítica. El arte nos hace soñar con la vida que queremos y no vemos en casa, aunque la de casa no sea mala, pero el ser humano es inquieto si no se vuelcan en ponerle grilletes y que ame y bendiga esos grilletes. Brevemente, nos queda casi todo, las mujeres nos acabamos de incorporar a la autoconciencia de la Humanidad y los hombres tienen que dejar hueco. El feminismo todo lo mueve. Pero acabamos de llegar y ya nos dicen que, en realidad, no existimos, que nos han asignado este sexo como nos podría haber asignado otro, que el concepto «mujer» es excluyente, o que no tiene potencial emancipador…, pero que no nos tomen el pelo una vez más y nos devuelvan al sitio del que las que asienten.

– ¿Qué significa que «el ser humano se convierte en un ser simbólico que vive entre la cultura y la memoria»?

La memoria es esencial para saber quiénes somos, va más allá de la cultura porque implica recuerdos personales; no sólo vivimos en la cultura, pero la cultura nos permite modular nuestra memoria hacia delante y junto a los demás. Es una forma de decir que la cultura no es lo único simbólico, tenemos una memoria que desborda lo cultural.

– ¿Cuál es el «núcleo duro» de las creencias transmitidas generacionalmente y cómo (sobre)vivimos con tantas contradicciones que albergamos, que nos rodean, que nos afligen…?

El núcleo duro es esa doble verdad, la que dice que hay una verdad para niñas y otra para niños. Si miramos al planeta en su conjunto, muchas mujeres se han unido para decir: «basta, esta sociedad no la hemos hecho nosotras y la queremos cambiar». Sobrevivimos porque el ser humano es lo más adaptable que hay junto con alguna especie de cucaracha (sin ironía) y porque aparte de la llamada a preservar, en el ser están la ilusión, la alegría de vivir…

«Comprender bien la ontología patriarcal es básico y en ello estamos, en comprender que nuestra cultura ha edificado dos sentidos de la vida opuestos, una doble verdad, y que ha llegado un momento en que esta es una de las contradicciones que nos está llevando al fracaso de la humanidad». ¿No llevamos ya demasiado tiempo comprendiendo y viviendo según la ontología patriarcal? ¿Cuándo podremos superarla y vivir un nuevo tiempo? ¿Es posible aún evitar el fracaso de la Humanidad?

A veces, no soy muy optimista con la idea de que con que la gente joven lo sea igual vale. Por un lado, hay un cansancio por parte de quienes luchan diariamente por cambiar el estado de las cosas, pero también existe una gran mayoría que no parece animarse a cambiar dinámicas ancestrales.

– Machistas y feministas se equivocan al afirmar que el destino de las mujeres pasa por ser «sufriente y paciente», unos por defender que deben «ser dominadas y aguantar a seres más vacíos e inquietos que ellas», es decir, por partir de postulados biológicos, y otros, por hacerlo desde presupuestos históricos. ¿Qué «nuevo pacto social» debemos acordar hombres y mujeres?

Las mujeres no coleccionamos hombres, nunca lo hemos hecho, aunque a la inversa sí parece haber existido: la institución de la prostitución, el sueño del harén, el afán, en definitiva, de tener mujeres ha sido narrado en infinidad de raptos simbólicos de mujeres, de conquistas de otros pueblos. Este coleccionismo, este capitalismo, este ser insaciable, la búsqueda constante del éxito no casan. Si las mujeres pueden pintar algo en un nuevo pacto, no creo que voten un orden social como el anterior…

– En la obra vas más allá de la empatía, al defender que a las mujeres hay que verlas y valorarlas como «personas que se han dedicado a cuidarte», sin las cuales no existiríamos, por lo tanto. «¿Por qué la ética nos trata como seres que de partida no debemos nada a nadie y que en un acto soberano de razón o de empatía tendríamos que ponernos en el lugar de los demás?».

Sencillamente, la forma de pensar al ser humano y al mundo, lo bueno y lo valioso lo han hecho hombres, rectificativo, hombres que han dado por hecho que las mujeres están para cuidar(los) y ellos siguen sin pensar el cuidado. Lo mencionan y punto o se atreven a decir que «el feminismo es cuidar(los)». Yo les digo: «empieza por cuidar tú, desdichado caradura».

– En Ética para Celia, se habla «de los profundos cambios en la autoconciencia de la humanidad que genera dar respuesta a los interrogantes de la economía feminista, estamos hablando de que nuestra sociedad necesita un cambio epistemológico en paralelo al cambio ético y político». ¿«Por qué la humanidad ha dado más valor al sexo que mata al sexo que da la vida, más valor a la guerra que al embarazo y el parto, con el que también te juegas la vida»?

Esta es la pregunta que dejó formulada la genial Simone de Beauvoir. Su respuesta fue que el soldado que arriesga la vida, lo hace por un valor superior a la vida en bruto y al final domina a los cobardes (a nosotras ya los conquistados) que no fueron capaces de arriesgar la vida biológica por un valor superior. Ceo que es el que no tiene miedo de arriesgar la vida de los otros el que domina el mundo, el que manda a los jóvenes a la guerra mientras se queda en la retaguardia o en casa. No obstante, algo hay de verdad en que las mujeres que tienen hijos han dado rehenes a la sociedad, la responsabilidad de haber traído hijos al mundo lleva a las mujeres a no arriesgar su vida que es tanto como arriesgar la de ellos. No digo que las mujeres sean mejores, pero, francamente, lo parecen; La última cena, se me acaba de ocurrir…). El ser humano necesita algo más que comer, pero, sobre todo, cuando le han servido la cena y algunos ni siquiera se dignan recoger y fregar los platos. Lógico que luego le dé la angustia existencial al señorito.  

– ¿Qué es la «vida buena» y por qué la Filosofía «ha concluido que es mejor no pronunciarse sobre el tema»? ¿Cómo alcanzarla con equilibrio y exceso a la vez?

Tal vez es difícil definirla, pero las oprimidas y los oprimidos del mundo lo han tenido muy claro: «simplemente, quiero lo que tienes tú: tus bienes materiales, tus oportunidades para desarrollar tus capacidades, tu seguridad al acostarte y al acostar a tu familia, tus amigos…» y luego ya nos complicamos un poco la vida y nos damos al arte ya la aventura. Pero la seguridad es la base de todo.

– ¿Qué diferencias existen, para el ser humano, entre los conceptos de «ser autónomos» frente a «ser independientes»?

Tal vez la autonomía sea dotarse de reglas y valores, saber hacerse un huevo frito con patatas y chorizo, saber estar sola. La independencia es algo en relación con los otros, cuánto los necesito, por qué y para qué. Todos somos interdependientes, pero hay dependencias fatales, que despojan de autonomía al ser humano.

La autonomía es un concepto filosófico muy potente, hace referencia a nuestra capacidad crítica y reflexiva y de actuar. De quien te diga «soy muy independiente» desconfía un poco, igual tiene un ejército detrás arreglándole la vida. Los hombres tienden a ser muy acríticos y, en ocasiones, son como Ulises, que era muy independiente, pero con su señora (Penélope) en casa.

 – ¿Por qué seguimos poniendo expectativas tan altas en nosotros mismos, como el reconocimiento, la superación, la resiliencia…, si ello nos incapacita verdaderamente para avanzar personal y profesionalmente? ¿Se puede «entrenar una facultad de resistir por resistir» ?

El reconocimiento es una necesidad, no en el sentido de «eres maravillosa», pero sí en el de «eres mi igual», pues todos somos igualmente valiosos como seres humanos. Lo demás, lo del éxito o los likes, no arregla el día a día, que es la vida. Creo que todos podemos entrenar la resistencia, pero igual te acabas despeñando por un vacío. El ser humano tiene que tener fines, proyectos, objetivos…, que son los que nos hacen resistir.  

Viktor Frankl, en su obra El hombre en busca de sentido (1946), establece que «no es el sufrimiento en sí mismo el que madura o enturbia al hombre, es el hombre el que da sentido al sufrimiento». En cambio, en el libro afirma que «el sentido de la vida tiene que estar en el lugar donde puedes apoyarte si las personas que te rodean fallan o faltan, cuando estás sola en tu cuarto y te vas a la cama». ¿La relación más complicada siempre la tenemos con nosotros mismos? ¿Cómo asumir que el sufrimiento es parte de nuestro crecimiento personal, a pesar de lo doloroso que resulta?

Tampoco es tan doloroso, si es posible identificar las causas del sufrimiento. Las frustraciones y decepciones forman parte de la vida (buena), si nos permiten abrir el diálogo con nosotras, que va a ser, en parte, nuestra vida. La autoconciencia es lo que nos define, más que ninguna otra cosa, los animales también sufren, también conocen y usan técnicas, pero este dialogar con una misma es algo único de nuestra condición humana. Con más de seis décadas en el planeta, como es mi caso, la risa y el llanto que decía Violeta Parra forman parte indisociable de nuestra aventura vital.

«Quienes nos traicionan no son las enemigas, son las amigas. En la ruptura se puede terminar descubriendo que, en el fondo, en la relación te había dominado una ceguera respecto a quien estaba contigo y por qué. Eras sencillamente un medio para un fin determinado. Y es que hay gente que engaña muy bien, a ti y al resto» . ¿Debemos aprender también, para mejorar nuestra educación emocional, a «dejar ir» a las personas que un día fueron amigas y que, a partir de un momento determinado oa causa de una traición, ya no lo serán jamás?

Esto es algo que he ido aprendiendo poco a poco: la amistad está idealizada (con razón, por lo dulce que es), pero no puede seguir estado idealizada en el sentido de que sea una relación sin tensiones. Todas las relaciones humanas tienen una parte conflictiva y, por otro lado, siempre hay personas muy vivas para utilizar a otras; no solo en la pareja, no solo en la familia, sino que en la amistad también. Las amistades que vas realizando por la afinidad profesional pueden terminar y, de hecho, terminarán. Y sí, cuando algo se rompe, no hay nada mejor que dejarlo en un buen lugar de nuestros recuerdos.

– Según Zygmunt Bauman, en su libro Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos (2017), vivimos en una «sociedad líquida» , donde «el neoliberalismo, la posmodernidad y las redes han logrado un individualismo radical. Las relaciones sólidas, estables y de compromiso han sido sustituidas por lo que se denomina “conexiones”» . ¿Se acabó el amor? ¿Qué papel juegan, por lo tanto, las redes sociales en los vínculos afectivos que refuerzan, de forma más especial, los jóvenes, por ejemplo?

No, el amor no se acabó, pero claro que hay una doble verdad. Las chicas pensamos mucho en el amor, le damos muchas vueltas, pero ¿y ellos? Hay una doble verdad en el amor y, si Bauman no la señala, no sé si comprende bien la realidad. Dicho esto, también es verdad que las chicas, que antes buscaban el compromiso, ahora dicen que no es eso lo que buscan. Me pregunto entonces qué es lo que buscan en las relaciones: ¿pasar el rato, conocer a mucha gente, tener una vida sexual compartida? Y me parece muy bien, pero esto no tiende a dotar de sentido a la vida. Son los vínculos afectivos los que nos enriquecen, buscarlos es una señal de que tu vida no está detenida en el peterpanismo , esa horterada patriarcal, hombres mayores que se sienten jóvenes y lo que quieren es ir con jóvenes.  

– ¿«El amor no tiene por qué doler», según se extrae del libro Mujeres que ya no sufren por amor (2020), de Coral Herrera?

Cuando eres muy joven, te tiende a doler todo, estás experimentando y se pasa de la euforia al dolor, es un aprendizaje, se vive con una intensidad especial. Luego, la vida va ampliando sus horizontes y hay que plantearse el lugar del amor y de la pareja en la vida. Ahí es cuando, francamente, no creo que nadie piense «yo quiero un amor que duela, de pura intensidad», porque lo que queremos es un amor que nos apoya, nos estimule y nos haga sentir bien, que sea el testigo de nuestra vida . Y también, por supuesto, ser testigos de la suya. Otra cosa es que esté teniendo un desencuentro entre lo que buscan los chicos y las chicas en el amor. Y los desencuentros sí duelen, por eso hay que hablar mucho.

– ¿Nos puedes explicar «el argumento del compañero»?

Cuando mis estudiantes hablan con escepticismo de la pareja, me gusta recordarles que lo que tienen que tener claro es qué le piden a una pareja. Una pareja tiene que ser alguien que está ahí de forma incondicional. Que mires para atrás y sepas que está ahí, apoyándote. No como Penélope, sin hacer nada en todo el día más que estar ahí. Pero, si no está ahí de forma incondicional, no es un compañero de vida. Lo mismo en femenino, las mujeres lesbianas se quitan muchos problemas en relación con la «inexpresividad masculina», pero también experimentan la falta de reciprocidad en las relaciones y esto, francamente, ¿qué aporta a la larga? Si no te atreves a plantear a tu pareja todo lo que sientes, tu malestar, o lo que deseas, ¿para qué sirve la relación? En general, tiendo a pensar que las relaciones largas son, ni más ni menos, un tesoro.

– ¿Cómo se define a «la mujer nueva», según los postulados de Alexandra Kollontai?

Como ella misma lo hizo, «la mujer nueva» es la mujer para la que el amor (las relaciones con los otros) no es el sentido de su vida. Es algo inmensamente valioso, pero no el sentido de la vida. Cantarlo lo podemos cantar «a grito pelado»: el amor lo es todo, pero no confundir las canciones con la realidad.

– La célebre Mary Wollstonecraft, en el siglo XVIII, ya defendió que las mujeres «no queremos el poder sobre los hombres, lo queremos sobre nosotras iguales». ¿Por qué tres siglos después aún no lo hemos conseguido?

Las mujeres no sabemos aún quiénes somos, aunque estemos en el camino de saberlo. Creo que íbamos bien encaminadas, pero con esto de que el feminismo se ha puesto de moda y su banalización absoluta por el mundo de la moda y por cierto feminismo institucional, ahora tenemos millones de feminismos y consignas erróneos del tipo: «si vas a la peluquería también es feminismo», «tú, que eres transgresora, empodérate con estos zapatos, con este bolso…». Esto lo que origina es que nos estemos perdiendo, otra vez. Resulta que con ser mujer basta, pero no es así, pues ser mujer es un sentimiento que te asalta y habla. No puedo con tanta superficialidad entonada con cursilería.

– A pesar de que sean los otros los que nos impiden conseguir la igualdad, los seres humanos somos seres sociales. Ya Marco Aurelio defendía que «al “yo” ya la felicidad (…) hay que buscarlos a través de la acción y la relación con los demás». ¿No es algo contradictorio y difícil, a la vez, cuando cada vez estamos más solos o nos aislamos más? ¿Por qué la soledad «no es un lugar recomendable para vivir una buena vida»?

La soledad, como diría Kant, es una posada para pasar la noche, pero no una casa para pasar la vida entera. A lo largo de la vida, si no ha dejado un poquito de huella en nadie, ¿de dónde sacas la alegría? La mayoría de personas necesitamos un poquito de todo para ser felices o tener cierta paz personal, que es una cosa muy buena, pues, cuando pierdes la paz, el equilibrio, sientes que se abre el suelo a tus pies.

– El feminismo actual, el de la cuarta ola, trata de «estar juntas para algo», como «forma de autoconciencia», que puede «cambiar este mundo porque no es justo y porque estamos convencidas de que podría llegar a serlo»?

El feminismo actual, el de la cuarta ola, está siendo neutralizado por un aluvión de estrategias de banalización donde «todo es feminismo». Habrá que esperar todavía un tiempo para que tanto los medios de comunicación, como la política y la moda se den cuenta de que no es un negocio rentable para reagrupar para reagrupar las fuerzas de quienes, por lo que sea, necesitamos comprender y cambiar este mundo, sin prepotencia, buscando la claridad de ideas y explicando nuestros argumentos. Hoy por hoy, hay un cansancio en las aulas y en la gente más razonable de tanto uso y abuso de la palabra «feminismo».

– No obstante, también afirma que «hay una soledad y un aburrimiento que son necesarios para encontrarte contigo mismo, y hay que expresarlo así, sin titubeos. Hay unos años para sentir la desolación y luego hay que superarlos». ¿No es muy difícil superar la desolación y, a la vez, la obtenida no es contradictoria?

Tal vez la desolación sea una expresión demasiado fuerte, pero es lo que experimenta, a veces, en la adolescencia, cuando el mundo compacto de sentido de la infancia termina o lo que experimenta en la vida adulta, cuando un giro de la vida cambia tus expectativas a peor o las anula. Es lo que tenemos, a partir de ahí te repliegas, te reagrupas contigo mismo… y miras a ver cómo vas a encajar esa tristeza o esos golpes en tu vida. Huir hacia adelante al final no sirve, te tienes que encarar y apurar el lado amargo. Vamos a decirlo de otra forma: «todo lo que sube, baja». Y nosotras no vamos a ser una excepción, somos humanos y tenemos que saberlo, que la vida tiene etapas y variedad de situaciones.

También es verdad que hay gente que llega a tu vida en el momento adecuado y tiene una capacidad restauradora, pero no es el príncipe azul, es una persona que tiene la calidad de que te recoloques y de alegrarte la vida. Hay gente estupenda, es la verdad, más bien diría que existe gente con la que encajamos muy bien. También los otros nos ayudan a superar momentos difíciles.

– Al final de la segunda parte de la obra, citas a Anselm Jappe y su obra La sociedad autófaga (2019). ¿El futuro de los seres humanos pasa por devorarse, como Saturno, unos a otros?

Es increíble que la mitología griega ya relata el castigo a un déspota (Erisictón) por talar un bosque para hacerse su mansión: el castigo fue no poder saciar nunca su hambre. Condenado a comer y comer o consumir y consumir sin fin para rellenar este vacío destruye a los suyos ya sí mismo. Ya lo intuían los griegos, que hay gente que nunca llena su vacío interior y, desdichadamente, alguna de esa gente tiene objetivos claros, mucha ambición, por eso, son los que suelen acumular el poder. Tenemos que dar un paso adelante a quienes nos empacamos inmediatamente, es un deber, para controlar a los insaciables. Se que es mas facil decirlo que hacerlo.

– ¿Por qué en la nueva sociedad no se escuchará «la voz de la “feminidad”», sino «la voz de nuestra humanidad»?

La feminidad y la masculinidad, como ya decía Mary Wollstonecraft, son fantasmas, pues vas a analizar, de forma racional, sus contenidos y no encuentras nada. ¿Qué va a ser una cierta manera de vestir o cruzar las piernas? Basta ya de dobles verdades, según se sea mujeres u hombres. La voz de las mujeres no es la de un colectivo discriminado, es la mitad de la humanidad; la mitad de la humanidad con la capacidad de gestar a los descendientes.

– ¿La ética, en algún momento, dejar de ponernos límites? ¿Y la política?

Realmente, los límites nos lo tenemos que poner nosotras, pues, si no lo hacemos, el mundo se convierte en un lugar de abusones. El derecho pone los límites desde fuera, la moral desde dentro. Ya lo decía el bueno de Kant: «El cielo estrellado por encima de mí, la Ley Moral dentro de mí». Lástima que viera a las mujeres como niñas grandes, pero, en fin, paciencia. La política está para darnos la seguridad y libertad que necesitamos y para soñar un mundo mejor, juntas y juntos, de una vez.

«¡Ponte en el lugar de las mujeres! Vamos a intentarlo», revelando todos los interrogantes que nos plantean la Filosofía y libros como Ética para Celia. Contra la doble verdad , de Ana de Miguel.

Ética para Celia. Contra la doble verdad. Ana de Miguel. Ediciones B. Barcelona. 2021. 368 páginas.

El hombre en busca de sentido. Víctor Frankl. Editorial Herder. Barcelona. 2021. 168 páginas.

Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humano. Zygmunt Bauman. Ediciones Paidós. Barcelona. 2021. 240 páginas.

Mujeres que ya no sufren por amor. Coral Herrera. Los Libros de la Catarata. Madrid. 2020. 128 páginas.

La sociedad autófaga. Anselm Jape. Pepitas de Calabaza. Logroño. 2019. 336 páginas.

*Imagen de portada tomada de www.merida.es.