El año 1968 fue clave para la Historia: los asesinatos de Martin Luther King y de Robert Kennedy, la guerra de Vietnam, la Primavera de Praga, las revueltas estudiantiles durante el conocido como Mayo francés o el primer puesto de España en el Festival de Eurovisión marcaron a aquellos españoles que ansiaban la llegada de la Democracia, al tiempo que intuían que el espionaje y las delaciones seguían siendo prácticas habituales entre compañeros de trabajo, amigos, familiares y vecinos.

En este año tan trascendental es en el que se enmarca la novela titulada Las chicas de la 305 , de la escritora zaragozana Ana Acolea, autora también de otros libros de Literatura Infantil y Juvenil, como El medallón perdido (2001), El retrato de Carlota (2003), Donde aprenden a volar las gaviotas (2007), Bajo el león de San Marcos (2009), La noche más oscura (2012), El secreto del espejo (2016), El abrazo de la sirena (2019), El brindis de Margarita (2020) o El maravilloso mundo de los libros (2022). En Las chicas de la 305(2022), se narra el vínculo que se forja entre seis jóvenes –Manolita, Hortensia, Marilines, Sofía, Asun y Roberta−, procedentes de diferentes lugares del país, beneficiarias de una beca para estudiar en la Universidad Laboral de Zaragoza «Virgen del Pilar», ideada por José Antonio Girón de Velasco e inaugurada en 1967 para alojar y ser centro de enseñanza de más de un millar de alumnas. Alcolea rinde así un merecido homenaje a lo que fue un completo centro de estudios, en sus orígenes solo para mujeres, aunque su capacidad fue creciendo hasta admitir también la entrada de alumnos, donde se cursaban BUP, COU y diferentes cursos de Formación Profesional.

Las seis adolescentes, de apenas quince años, comparten la habitación 305 y una tutora que cambiará sus vidas: Angélica, quien también aprovecha la oportunidad de formarse académicamente para dejar su trabajo en una conservera cántabra. Lo mismo que hizo don Antonio, el profesor de Ciencias Naturales y compañero de trabajo de Angélica, afín al Partido Comunista, quien, a pesar de tener «sus dudas acerca de entrar como profesor en una de las universidades laborales que había creado el régimen para formar a las nuevas generaciones en el ideario falangista, especialmente a jóvenes de altas capacidades intelectuales», vivió con agrado cómo estaban empezando a cambiar las cosas en aquella España que todavía permanecía bajo el yugo de una dictadura.

La propuesta de representar la obra de teatro titulada La tempestad, de William Shakespeare, al finalizar el curso escolar del 68, llevará a los personajes a descubrir no solo el poder de la palabra, sino también la sabiduría que siempre regalan los libros para quien se atreve a entrar en ellos y sale totalmente renovado. Una propuesta teatral transgresora y reaccionaria del genio inglés, muy alejada del teatro representado por autores como Benavente, Muñoz Seca, Casona o Arniches, que «no se preguntaba nada acerca del mundo: amoríos más o menos desgraciados que acababan siempre según los rigores del catecismo y de la moral en la que se refugiaba el país en aquellos años 60 para mantener la conciencia tranquila».

Las chicas protagonistas de la 305 tienen un pasado común desde un presente en el que, gracias a sus estudios, han podido construir un tipo de vida muy diferente a la que, en un principio, estaban destinadas. La posibilidad del reencuentro, después de décadas sin verse, se convierte en una ilusión difícil de calificar. Sus historias personales quedan perfectamente hiladas con el trasfondo histórico que afecta a todas, en medio de su despertar sexual, la religiosidad, la influencia de sus progenitores, los desengaños amorosos, la amistad, la clandestinidad, etc. Cuando años más tarde, a punto de principiarse ese ansiado reencuentro, una de aquellas adolescentes comprenda que «prefiere tomar las amarguras como vienen, sin endulzarlas más de lo debido. Así en las tazas como en la vida», se dará cuenta de que es el momento de recordar qué fue lo que las unió para no separarlas jamás y cómo un edificio de catorce plantas, que en sus años de máximo esplendor llegó a tener dos mil quinientos estudiantes, se convirtió en el tesoro más preciado, entendiendo que solamente la Educación es la vía más segura para cambiar el mundo.

Las chicas de la 305 . Ana Alcolea. Madrid. Anaya. 2022. 242 páginas.