«Roto el corazón, / empezará a brotar la poesía».

Miriam Fueyo nació frente al mar Cantábrico, una noche de verano bajo las estrellas. Su infancia transcurrió entre cometas y libros, entre planetas y laberintos, fascinada por las huellas secretas de antiguas civilizaciones. Ganó su primer certamen literario con seis años y, desde entonces, no ha dejado de soñar. Constelaciones es su primera obra de ficción y en ella gravita parte de su alma. Un viaje emocional, ilustrado por Pablo Yagüe, por las cicatrices del amor, las heridas del dolor y el vacío que genera el maltrato.

– «Constelación: esa colección de astros morados , verdes y amarillos que se van confundiendo sobre mi piel tras cada uno de nuestros incendios». ¿Cómo surge esta ruta de naufragios ambientada en Asturias?

Constelaciones nace, como comentáis, con la idea de ser un viaje. Primero, con un mayor peso del verso que de la prosa, pero, poco a poco, esta va evolucionando a lo largo del proceso de revisión y edición. En él se trata de acompañar al lector, a través de una relación que, tal vez, si no se ha experimentado en primera persona, resulte difícil de comprender. Y también, por otro lado, de reconfortar a ese otro lector que ha padecido, de una manera u otra, estas situaciones abusivas y no sabe identificarlas o referirse a ellas. La violencia puede presentar muchas caras y, a la par, esconderse tras múltiples máscaras. La obra trata de quitar esas caretas y de dejar al lector frente a la emoción.

– «Vino primero pura», ¿vestida de poesía o de prosa?

En sus inicios, estaba compuesto, además, en verso. Por entonces, yo había participado en un recital para adolescentes y estos, con sus preguntas, me animaron a continuar trabajando en este proyecto.

Desde tu experiencia docente, ¿sigue siendo necesario decir a nuestros adolescentes que no «puede ser amor si duele»?

Siempre. Y mucho más. Desgraciadamente, las relaciones duelen. En ocasiones, nos hiere nuestra familia, nos hace daño alguna amistad… ¿Duele el amor? Como la vida. No podemos esperar una existencia de salida de un musical, pero tampoco aceptar que se convierta en una condena. Debemos asumir que somos susceptibles de herir y de salir lastimados, que el amor implica también saber perdonar, pero que este sentimiento comienza por uno mismo. Si una relación resta más de lo que suma, quizás sea el momento de plantearse que no se trata de un vínculo sano y de tomar decisiones al respecto.

¿Crees que «el amor llega siempre en el peor momento con la persona menos adecuada…»?

«Siempre» y «nunca» son dos abismos a los que es peligroso asomarse, pero sí, generalmente, aquel que busca el amor suele tener la mala fortuna de no encontrarlo y el que, por diversas circunstancias, no desea involucrarse en una relación romántica, se ve a menudo sumergido en ella antes de haber podido reflexionar demasiado. Quizás no exista «un buen momento» y tampoco «una persona ideal». De ahí la aventura y el reto que supone tratar de crecer con alguien al lado.

– «Quieres una realidad que no existe . Una yo que no soy yo». ¿Cómo se rompen esas cadenas psicológicas?

Aceptando que, en ocasiones, lo imposible, sencillamente, no puede ser. La realidad es la que es y ella no puede convertirse en otra, por más que él se esfuerce. Además, es de esa luz, que finge apagar, de la que se enamoró.

«Pero cuando me miro al espejo puedo ver cada cicatriz, reconocer los instrumentos de mi tortura y hasta percibir el olor de la sangre que exc ita a mi de predador». ¿Cómo reconocer a seres como «Su Rústica Divinidad»?

Identificar a criaturas como «Su Rústica Divinidad» se me antoja complicado porque, en principio, estas siempre estudian una conciencia a la otra persona, coinciden con ella, la tratan con delicadeza, y hasta con admiración. ¿Quién podría desconfiar de tanta perfección? Solo cuando ya la dinámica emocional está en marcha, empiezan a dejar entre sus sombras. Un poco. No se les vaya a perder la pieza. Únicamente la experiencia, la observación y la prudencia pueden mantenernos alerta. También nuestro entorno, mucho menos hechizado, repara, en ocasiones, en detalles que a nosotras nos han pasado desapercibidos.

– Por el contrario, en tu obra, el respeto, la compresión, la ayuda mutua se percibe, continuamente, en la relación de amistad que existe entre Julia y la protagonista. ¿Qué significan la una para la otra?

Julia y su amiga lo significan todo. Se conocen desde niñas y han compartido momentos dulces y amargos. Han estado separadas físicamente, aunque sin perder el contacto, y sus trayectorias vitales guardan ciertas semejanzas. A pesar de ello, las dos son muy diferentes, lo que no les impide compartir un amor enorme, estar siempre la una para la otra y ser tremendamente respetuosas con sus vidas y con las decisiones que toman. Todas querríamos tener un vínculo como el que ellas establecen, que rebosa comprensión, afecto y admiración. Toda una muestra del amor más puro.

– «Para seguir sin entender porque a mí. Por qué él. Por qué nunca nosotros». ¿El miedo paraliza nuestra vida?

En más ocasiones de las que nos gustaría. A veces es el dinero, el trabajo, la familia… Pero, detrás de muchas situaciones, lo que se encuentra es miedo: al cambio, a la soledad, a la pérdida… Y ese miedo siempre es mayor que el peor resultado de la decisión que uno pudiera elegir. El miedo paraliza y devora las alternativas, los sueños, las experiencias… El miedo nos corta las alas.

¿«Perdonar es saltar a un abismo en el que ya te has roto en mil pedazos»?

Perdonar, de corazón, es un ejercicio que requiere de un equilibrio emocional que no puede conseguirse en toda una vida. Hay «ex», que se encuentran veinte años después, y responde de mala gana al saludo. Otros, que mucho tiempo tras la ruptura, bloquean en redes a la persona que fue su compañera. Y, tal vez, el desgarro que les produjo no fue más allá de romper una relación que, por lo que fuera, no funcionó. Nos cuesta pedir perdón y, también, perdonar. En ocasiones, sobra orgullo y faltan humildad y empatía. Además, no olvidemos que el perdón más complejo es el que no solemos concedernos a nosotros mismos. Y, así, va a ser realmente difícil perdonar a los demás.

«Solo importa lo que hemos amado . Aquello que prometemos. Dejar huella y no cicatrizar, perdonarnos. Aprender a decir adiós», ¿es necesario para aprender a volar?

Cuando has estado demasiado en una jaula, sin ser consciente de ello, y un día te encuentras con que tu vida se ha convertido en una contrarreloj, imagino que la percepción de lo importante cambia. Esto se vuelve urgente. Y la libertad es tan necesaria como respirar, como aceptarse, con luces y sombras. Saberse prescindible y, a pesar de ello, resistir, crecer, volverse, por fin, mariposa.

– ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

En estos momentos, estoy trabajando en dos proyectos muy diferentes. Por un lado, junto a dos compañeros, estoy involucrada en un libro de relatos eróticos protagonizados por los habitantes de una urbanización, con una interesante presencia de lo floral y de las estaciones. Además, continúo escribiendo la que será la segunda entrega de Constelaciones, en la que profundizaremos en los personajes y en sus historias. Además, con Julia como maestra de ceremonias, averiguaremos el nombre de la protagonista.

Quizás porque orbitamos alrededor de todo aquello que nos hace sentir o porque estamos hechos de estrellas, y, sin duda, de ahí venimos, recomendamos la lectura de Constelaciones, un libro tan bello como las noches de septiembre.

Constelaciones. Miriam Fueyo. Editorial Hilatura. 2021. 208 páginas.